viernes, 25 de abril de 2014

Historias de amor penitenciario


Cuando hablamos de relaciones de pareja, a lo largo de mi vida profesional, he tenido la oportunidad de trabajar con algunas muy singulares, ya sea por su forma de relacionarse o por lo dispares que eran. El centro de Readaptación Social me ha permitido de manera informal seguir incrementando experiencias con relación a este peculiar fenómeno: las relaciones de parejas.

En días pasados, nos tocó apoyar las tareas de pintura del área de mujeres, sobra decir que este evento género mucha expectación dentro del módulo y aun mas en el grupo en el que fui, ya que había una misión especial, conocer a la dama que había tocado el corazón de un amigo que con el paso de los años se ha vuelto entrañable para nosotros, “el kanasín”, un ex policía de casi 50 años analfabeto a quien su ignorancia perjudicó durante el juicio, sentenciado a siete años por un delito en el que ni siquiera participó, su característica física más visible es que esta “chimuelo” del frente, la broma habitual es que la “Banca rota” del “ratón de los dientes” se la debe a él; su profunda inocencia para muchas cosas contrasta con su aspecto tosco, — ¡esos cinco de separos, a trabajar! — fue el grito del vigilante que nos llevó, así que cubeta y brocha en mano nos dirigimos hacia el lugar que nos tocaba pintar, mientras lo hacíamos nos iba contando que la conoció en la enfermería, una tarde lluviosa de Septiembre de esas en las que el viento invita a poner el rostro para que se moje y luego el, sople amablemente para secarlo, dando una sensación de frío agradable que de pie a la melancolía — Entonces yo llegar hacia y la vi., fue como si en mi cabeza sonaran las trompetas que anuncian la salida del toro en la corrida de mi pueblo, ella volteó a verme y me sonrío, ¡mare! Sentí que mi corazón se salía de mi pecho y hasta mi barriga me dolió — a todos nos tenía embobados con sus descripciones tan singulares — oye “kanasín” y como es ella — preguntó “el niño”, mientras desde un andamio pintaba la parte de arriba — es la cosa mas bonita que he visto — contestó con la voz emocionada; un grupo de internos pasó cerca de donde estábamos y dos de ellos traían a sus hijos en brazos — “kanasín” y la dama en cuestión ¿tiene hijos? —Cuestionaba “palmita” — si, tiene una parejita — ¿y tu vas a cargar con los niños?— insistió “palmita” en tono paternal — pues hasta donde se, los niños ya caminan — contestó nuestro amigo, dándonos una muestra de su increíble inocencia — ¡no seas bruto “kanasin”! —dijo enfadado “palmita” pensando que se estaba burlando de el — que si las a mantener — el “chilango” entro a mediar — “palmita” como le preguntas eso, no rompas el encanto, “kanasin” la has seguido viendo desde que la conociste — nuestro amigo, se quedó en silencio unos momentos como si el solo hecho de recordar le produjera una gran satisfacción — si nos vemos en la enfermería, entramos al programa de limpieza dental, de pronto a lo lejos se distinguió una figura que venía caminando hacia nosotros, el rostro de “kanasín” se iluminó con ese resplandor que solo se observa en los enamorados — ahí viene mi amada — dijo cual moderno quijote, los cuatro volteamos en la dirección que nos señalaba compartiendo la emoción de nuestro amigo, una pequeña mujer regordeta como de 25 años, de cara redonda con unos ojos grandes como platos, los dos miraron y en ese momento pensaba, que podrán tener en común estas dos almas?; ¿qué había visto “kanasín” en esta mujer que lo había embelesado tanto?, estaban como a unos cinco metros de donde estábamos terminando de pintar, abrazados se volvieron hacia nosotros y al mismo tiempo sonrieron, les devolvimos la sonrisa, mientras hablamos bajito — “psicólogo” dijo “el chilango” — ¿ya viste que no tiene los dientes de abajo? —está chimuela — decía divertido “el niño” mientras bajaba del andamio — la limpieza dental no va a durar mucho, ¿cómo van hacer para verse? Reflexionaba “palmita”, y mientras seguían comentando entre mis compañeros, “kanasín” miraba orgulloso y admirado la belleza de su doncella, que por supuesto también era correspondido por ella; de regreso preguntaba — ¿qué tal muchachos, verdad que esta rechula?, nos miramos con aire de complicidad y felicitamos al “kanasín” porque a pesar de su circunstancia se había permitido, creer en el amor.

2 comentarios:

  1. Kanasín estará feliz por darse tiempo en redescubrir en el amor.....como tu, mi querido BETO.

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  2. Kanasín feliz por el amor y Beto tambien feliz por su amor.

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