sábado, 31 de mayo de 2014

Amigos a pesar del tiempo


Es curioso como en un lugar como el centro de reinserción social del estado, la cárcel le dicen algunos, un sitio en donde los sentimientos nobles y buenos debieran ser escasos, a veces se dé el fenómeno contrario, el fin de semana pasado me toco vivir uno de los aprendizajes más entrañables en este sentido y fue sobre la lealtad y la fidelidad entre las personas.

-La vida siempre da revanchas y oportunidades para mejorar, solo hay que ser paciente y esperar la ola correcta para subirse a ella-, era el consejo que me daba un antiguo amigo de la secundaria que junto con dos más de la misma generación me visitaron, el encuentro había sido una increíble sorpresa porque a uno de ellos, hacía más de 25 años que no lo veía, así que cuando lo vi parado en la puerta de mi celda, imaginaran mi enorme sorpresa, porque para empezar tuve que reconocerlo, y es que uno se pregunta ¿Cómo podemos cambiar tanto de adolescentes a adultos?

Después de los saludos formales y la plática trivial, entramos a esta especie de evaluación de vida, que siempre surge durante la visita de las personas que vienen por primera vez. Generalmente inicia con la pregunta de… ¿como estas? y que lleva implícito un dejo de innecesaria compasión.

Suelo hacer una breve sinopsis de los logros que hemos tenido en estos casi once años de vivir en este lugar y demostrarles que solamente estoy privado de la libertad, pero que no estoy enfermo, ni trastornado, ni nada por el estilo y que en lo que cabe, con las limitaciones obvias, llevo una vida tan normal como la de cualquier persona.

Así, La mañana del domingo transcurrió entre cafés y pan de dulce, recuerdos, risas, confesiones y ¿porque no?, algunas lagrimas, las remembranzas de los antiguos compañeros de aula y como cada uno había tenido diferentes destinos, los que habían “triunfado en la vida”, en los términos que marca la sociedad y los que solo vivían, si evaluamos en los mismos parámetros, a lo mejor una vida gris.

Entre mis visitantes de esta ocasión había de todo, estaba el triunfador en lo económico, pero que había sufrido mucho en la cuestión familiar, dos matrimonios con hijos y dos divorcios, -es difícil encontrar a la compañera perfecta- se lamentaba.

El venia dos o tres veces por año y cual moderno Santa Claus traía un montón de comida que repartíamos entre los compañeros, me daba mucho gusto mirarlo con toda su alcurnia y ropa de marca, sentarse en el comedor del modulo donde vivo, para compartir la comida y escuchar las historias de los internos penitenciarios, finalmente lo que más necesita la gente es eso, ser escuchados…

También estaba el que aun no había llegado a la estabilidad económica ni familiar, nos contaba sus cuitas, tenía dos hijos, una pareja de jóvenes ya, uno de ellos les había confesado que era homosexual, -no estamos preparados para escuchar eso, pero son nuestros hijos, que se hace…- nos decía, sin poder evitar una lagrima de frustración, el era mi compañero de mil batallas, habíamos estado juntos en las duras y en las maduras, nos habíamos disgustado y perdonado, era quien más fuerte me reprendía pero también el que más cálido me aconsejaba.

Y finalmente el amigo al que no veía desde hacía más de 25 años y que parecía el más “normal” de todos, consiguió al salir de la carrera un buen empleo en una dependencia del gobierno federal y estaba encaminado a una jubilación segura y sin contratiempos, incluso parecía que se quejaba de lo tranquila y pacífica que era su vida, todo transcurría como marcan los cánones sociales, incluso tenia “casa grande” y “casa chica”, -Desde que supe lo que te paso, había querido venir, pero por una cosa u otra no se había podido, pero nunca has dejado de estar en nuestras oraciones- fue su comentario.

Al final nos despedimos sin promesas ni ofrecimientos de volvernos a ver pronto, cada uno seguiría jugando el rol que hasta ese momento había tenido conmigo, sin embargo la mañana tan hermosa que nos habíamos regalado valió la pena.

Ahí estábamos parados, en la rampa de salida del centro de reinserción social, en un abrazo comunitario, cuatro adultos que peinamos canas, en la medianía de la vida con la convicción de que ya nos habíamos ganado el derecho de poder mirar el resto de nuestra existencia con desfachatez y optimismo, sin importar que deparaba el futuro. No había manera de evitar las lágrimas, ante tal demostración de fidelidad y lealtad.

¿Te detienes un momento a reflexionar?... En esto de los amigos, ¿el afecto, entre amigos, aunque se demuestre de distintas maneras, siempre tiene la misma intensidad?... ¿Qué piensas?...

miércoles, 28 de mayo de 2014

Un cumpleaños penitenciario


Cumplir años generalmente siempre es una satisfacción, a lo largo de nuestras vida hay años muy buenos en los que la sucesión de hechos positivos es asombroso, también tenemos años muy malos cuando las cosas no resultan como pensábamos, o peor aún, cuando salieron exactamente opuestas a como las habíamos planeado. Al final cada año que vamos viviendo es un cumulo de experiencias y nuevos conocimientos, algunos buenos y otros no tanto, pero es la forma como aprovechamos esos conocimientos lo que nos van convirtiendo en personas sensatas y maduras o en personas amargadas y molestas con la vida.

Festejar un cumpleaños en el centro de reinserción social es un buen ejemplo de lo anterior, por un lado podría parecer una burla a tu persona, ¿Qué festejas?, ¿ver cómo te haces más viejo encerrado? o ¿Sentir como van pasando los mejores años de tu vida en prisión? Aunque por el otro lado, es hacerle un homenaje a tu edad, porque puedes evaluar las cosas que has vivido durante el año transcurrido, dándoles su justo valor, apreciando las cosas buenas que pasaron y asumiendo las responsabilidades de las cosas malas y de los errores que cometiste durante estos doce meses. En cualquiera de las dos habrá grandes aprendizajes para adquirir.

Hace unos días, celebramos el cumpleaños de dos personas con los que formo el coro de la misa dominical, “Paco” y “Manuelito”, ellos tienen varios años en el centro de reinserción social y aun les falta purgar un poco más de la mitad de la sentencia que tienen que cumplir por el delito que cometieron.

“Paco” es un hombre de 45 años, está aquí por un complicado problema de evasión fiscal, de la que supongo él fue el chivo expiatorio, casi no habla del tema y su actitud es la de quien cumple su sentencia resignado, siente que la merece por tan ser confiado y tonto para dejarse convencer de participar en un delito. Eso lo ha vuelto una persona muy desconfiada y un poco huraña, su familia no vive en esta ciudad y recibe visita muy pocas veces, el dice que es completamente ateo y participa en el coro y en la misa dominical porque le gusta cantar y tocar la guitarra.

Manuelito es del interior del estado y cumplió 48 años, viene por homicidio, un caso más de lo que el alcohol ha hecho en nuestras comunidades, completamente borracho, un pleito de cantina se convirtió en una tragedia, tiene una sentencia de 34 años, de los que ya cumplió 11, es un hombre de mucha fe, inculcada a través de su familia que no lo abandona y lo visita con mucha frecuencia, tiene una voz privilegiada y la usa con mucha devoción.

Cuando estás en esta situación, en la que normalmente por el tiempo que ha pasado ya te habrás acostumbrado a este lugar, pero que además sabes que aun estarás mucho tiempo en el, solo queda vivir cada día con mucha intensidad o dejar que el desanimo y la amargura te consuman.

Su familia de “Manuelito”, le había traído un pastel y después de nuestro ensayo se acerco y me dijo –Psicólogo, es mi cumpleaños y quiero compartir mi pastel con ustedes- Le pedí si podíamos incluir a Paco en su celebración porque cumplió años un día antes y a diferencia de él, paso desapercibido, se quedo pensando y mirándome con cara de desacuerdo, me sentí como maestro de preescolar, cuando un niño no quiere hacer algo, “-Manuelito” tenemos que aprender a compartir no solo nuestras cosas sino también nuestras emociones y buenas noticias, deja que lo celebremos contigo- le dije con paciencia y la mejor voz persuasiva que tenia, -está bien, pero solo yo voy a soplar las “velitas”- dijo como condición en esta negociación, asentí con la cabeza y me devolvió una sonrisa de complacencia y aceptación.

Todos los integrantes del coro se reunieron alrededor de una mesa en la que estaba un bonito pastel decorado en verde y rosado, que tenía muchas “velitas”, y que decía “felicidades, no pierdas la fe”. Después de explicar la razón del pastel y de cantar las mañanitas, les pedimos que cada uno pidiera un deseo antes de apagar las “velitas”.

“Paco”, ¿pregunto, -a Dios se lo tengo que pedir?-, nadie le contesto y continuo, -bueno, siempre he sido un hombre previsor y que tal que si exista. Dios te quiero pedir por la salud de mi familia, por mis hijos que nunca les falte un buen consejo y porque me des la capacidad de entender tu amor, aun este lugar-. Lo dijo desde el fondo de su corazón, levanto la vista y se encontró con muchos rostros de satisfacción y sonrisas esperanzadoras.

“Manuelito” tomo la palabra, miraba fijamente la frase escrita en el pastel, sonrió, cerró los ojos y dijo con voz quedita, -yo le doy gracias a Dios, quien quiera que sea y donde quiera que este, porque yo lo siento en mi corazón y lo entiendo como un padre bueno. Le doy gracias por permitirme un año más de vida, porque aunque me ha costado creer, hoy he entendido que me ha destinado para este lugar y estoy en sus planes y quiere algo de mí. Abrió los ojos, miro con una sonrisa a “Paco”, y le dijo ¿apagamos las “velitas” juntos?...

 Recuerda que el libro "El Camino Que Va De Regreso III - Reflexiones penitenciarias" esta en proceso y puedes ser parte del proyecto. Conoce más dando clic aquí

martes, 27 de mayo de 2014

La delgada linea entre pensar y recordar


En articulos anteriores reflexionábamos sobre una de las diferencias entre las personas plenas y agradecidas y quienes piensan que solamente les pasan cosas malas en la vida, descubríamos que esta diferencia radica en la convicción acerca del derecho que se tiene a ser feliz

Hoy reflexionamos sobre otra de las diferencias entre las personas satisfechas y plenas y las que aun no lo son. Esta es, la capacidad para poder reconocer la delgada línea entre pensar y recordar.

Mucha gente prefiere recordar y no pensar, porque recordar significa tomar los conocimientos ya aprendidos y seguirlos utilizando, aunque estos ya no sirvan para resolver las nuevas situaciones que se nos van presentando, teniendo que ajustar todos los problemas a una misma solución.

Pensar es estar abierto a nuevos conocimientos y maneras de hacer las cosas y de resolver problemas, lo que implica siempre estar adquiriendo y acumulando más experiencias que nos permitan tener distintas opciones para reaccionar antes las variadas situaciones que se no presentan en el trabajo, la familia y las relaciones interpersonales.

En el cotidiano andar por la vida esta delgada línea no siempre se distingue bien, ocasionando que siempre hagamos las mismas cosas, obteniendo generalmente, los mismos resultados.

El centro de reinserción social durante el tiempo en el que he vivido aquí siempre me ha dado claros ejemplos de la superación de las personas que han logrado distinguir esta diferencia y es que lo que cuesta más trabajo en el proceso de rehabilitación es precisamente poder pensar y estar dispuesto a adquirir nuevos conocimientos, porque siempre tenemos la tendencia a sacar ante cualquier nueva situación que se presente las habilidades y conocimientos que recordamos, aunque no siempre sirvan.

Hace unos días acudieron a consulta un compañero interno con su esposa, intentaba rescatar su matrimonio, si de suyo mantener una relación afectiva estable cuando se está en libertad es complejo, hacerlo cuando se está privado de ella lo es aún más.

Trabajando con ellos, buscábamos cuales eran las tres cosas que más detestaban uno del otro y cuáles eran las tres cosas que les gustaría que tuvieran como conductas o habilidades nuevas, el resultado de este ejercicio fue muy revelador, las cosas que detestaban surgieron inmediatamente, incluso más de tres, finalmente solo había que recordar.

El problema surgió cuando tuvieron que decir que conducta o habilidades nuevas les gustaría que tuvieran, porque tenían que pensar para que les serviría, ahí se dieron cuenta que mucho de su relación se basaba en los recuerdos de conductas aprendidas en esta y en otras relaciones, que les decía como tenían que actuar en determinadas situaciones.

Ayudando a un amigo que trabaja en una dependencia federal a construir el presupuesto de su departamento, me di cuenta que algunos proyectos los modificaba en función del carácter y forma de ser de su jefe, el me explicaba que así habían trabajado en paz los últimos años, reflexionando el tema de los recuerdos y los pensamientos con él, llego a la conclusión de que auto limitaba su capacidad y creatividad al actuar de esa manera sin busca nuevas formas de presentar sus ideas.

Es así estimado lector que, los recuerdos nos dan conductas aprendidas a lo largo de nuestra vida pero que son buenas solamente si nos continúan dando resultados positivos y nos mantienen felices a nosotros y a los demás

La gran tarea pareciera que es pensar, buscar sin importar la edad, la experiencia o la condición académica y cultural, nuevas maneras de hacer las cosas, nuevas experiencias y aprendizajes, eso marcara la diferencia entre ser personas agradecidas y felices o estar permanentemente enfadas e infelices… Que así sea…

viernes, 23 de mayo de 2014

Un mensaje para ti...


Estimado lectores:

Iniciamos una nueva aventura, necesitamos conseguir los fondos para la publicación de nuestro tercer libro y además tener una campaña de difusión y promoción de nuestro trabajo a nivel nacional.

En esta ocasión vamos hacerlo a través de FONDEADORA una plataforma de Fondeo Colectivo, o Crowdfunding, que es una nueva manera de fondear proyectos creativos

¿Qué es Fondeadora?

Fondeadora es la primera plataforma de Fondeo Colectivo en México, nos ofrece un espacio de vinculación entre los creadores de proyectos y la sociedad para ayudar a crear valor en nuestro país. Ellos se dedican a promover buenas ideas.

¿Que hace Fondeadora?

Fondeadora publica proyectos que requieren de fondos para materializarse, pero no se trata de conseguir inversionistas o personas que presten dinero. Lo que hace es que través de pequeñas aportaciones se logra llegar a una meta más grande.

¿Qué recibes a cambio?

Todos los fondeadores reciben recompensas de parte de los creadores para agradecer su aportación.

Resumiendo

Un Creador es cualquier persona que como yo tiene un proyecto que agrega valor a un público que a cambio les ofrece recompensas muy originales a sus Fondeadores para atraer su atención y un Fondeador es cualquier persona como tú que quiere fondear proyectos innovadores de los creadores, a cambio de las recompensas que éste ofrece, juntos, el Creador y el Fondeador, hacen posibles todo tipo de proyectos.

Esto es importantísimo

El Creador define una meta a alcanzar y un límite de tiempo, si a la gente le gusta, fondea. Aquí es todo o nada...si el proyecto no se fondea en el tiempo determinado, se reembolsan todas las contribuciones del proyecto a cada uno de sus Fondeadores.

¿Cómo hago para fondear?

Sigue estos cuatro sencillo pasos


1. Visita https://fondeadora.mx/projects/el-camino-que-va-de-regreso

2. Da click en ¡Quiero Fondear!

3. Escoge entre las recompensas que te ofrezco y tu método de pago

4. Rellena los datos necesarios y ¡Comparte!

5. Si tienes dudas ponte en contacto con nosotros en elcaminoqvade.regreso@gmail.com

Una vez más todo mi agradecimiento por apoyar este proyecto que de alguna manera contribuye a que tengamos un mejor país


Con Afecto

Psic. Beto López Vadillo

lunes, 19 de mayo de 2014

Amar cuando menos lo merezca, ¿porque es cuando mas lo necesita?

En las relaciones humanas las personas se mueven por motivaciones a veces incomprensibles para la razón, pareciera que los sentimientos y las emociones tienen su propio lenguaje, que es el de la fantasía y los cuentos de hadas, uno de estos cuentos es el que presento en estas líneas, surgió de una plática informal con los compañeros del  modulo en el que vivo, en el Centro de reinserción social y que en esta ocasión versan sobre: ese extraño proceso de como siendo un apuesto príncipe, te conviertes en un repugnante sapo, ante la incrédula mirada de quienes te quieren, aprecian y respetan 

Sábado por la noche alrededor de una mesa del comedor, mientras pasaban una pelea de box “el Bin laden” tallaba muy ufano un corazón de madera, -¿Para quién es?- pregunto curioso la “mosca”, -para mi princesa, es para regalarle- contesto sin levantar la vista, mientras se acicalaba la larga barba gris que tenia y que daba origen a su mote, -lo nuestro ha sido un verdadero cuento fantástico-, dijo en un suspiro sin dejarse la barba, la historia de la princesa que convirtió a un sapo en príncipe- -¡pues cuéntalo! Dijeron varios a coro, así que sin más, comenzó su historia, a lo mejor la mía propia, la de muchos de los que aquí estamos, así sin quererlo ni premeditarlo.

 Había una vez, en algún lugar, en un tiempo indeterminado, un príncipe que tenia su reino, su princesa y sus herederos, la princesa estaba completamente enamorada de el, para ella no existía en el mundo algún hombre mas guapo, educado, caballeroso y gentil que pudiese opacar todos los atributos que tenia su consorte, por el, estaba dispuesta a dar todo, lo cuidaba y procuraba como a nadie, finalmente era su príncipe, el que le dijeron desde pequeña, que llegaría montado en un corcel blanco para desposarla y hacerla feliz para siempre-. -¡Como en los cuentos de hadas! - exclamo emocionado “la chela” –pero la vida no siempre es un cuento de hadas- interrumpió “el zurdo”, el cuento prosiguió, había captado la atención de estos hombres duros y rudos con los que la vida no había sido muy benévola. -Un día el príncipe comenzó a tener un extraño comportamiento y ante la mirada atónita de su amada se empezó a transformar en el más repulsivo sapo, sus acciones eran malas y por cada una de ellas su aspecto desagradable aumentaba, llego el momento en que la comunidad decidió expulsarlo y enviarlo al pantano con otros, que como él, se habían convertido por distintas razones en repugnantes sapos-, los escuchas nos mirábamos entre nosotros, pensando en los delitos por los que veníamos y que tan repulsivos nos veíamos -¿y que paso con la princesa?, dijo preocupado chucho; -Pues habían opiniones encontradas en el reino- continúo - algunos aconsejaban a la princesa que lo dejara a su suerte en el pantano, otros más que buscara a un nuevo príncipe que la hiciera feliz, y los menos aconsejaban que se mantuviera con el repugnante sapo, porque podría convertirse de nuevo en príncipe-.

En ese momento se respiraba en el ambiente un silencio abrumador, observaba las caras de los presentes, ninguno estaba en este lugar, todos viajaban a sus propios reinos, con sus propias princesas en sus propios cuentos, cada uno recordando lo vivido.

Estaban a los que sus princesas los habían abandonado, justo castigo por haberse convertido en un sapo tan repugnante, habían también los que supieron que sus princesas prefirieron buscar otros príncipes y comenzaron otras vidas, y sin embargo, también estaban las princesas que se habían quedado, las que habían abrazado al sapo con la firme convicción de que su amor y paciencia rompería el hechizo en el que se encontraba y se transformaría de nuevo, porque vieron que mas allá de su repugnancia se encontraba aquel príncipe del que un día se habían enamorado. –Y en este cuento ¿que paso con los sapos que perdieron a sus princesas para siempre, se quedaran como sapos toda la vida?- pregunto el “pecas”, quien por su expresión parecía uno de ellos, -¡Por supuesto que no!- contesto bruscamente “Bin Laden”, levantando la mano para llamar la atención de todos, -Los sapos por mas asquerosos y repugnantes que sean, si se arrepienten de sus malas acciones y trabajan duro para mejorar, seguramente alguna princesa se fijara en ellos y entonces…. podrán regresar a ser apuestos príncipes, si no mírenme a mi-

Las carcajadas y los chiflidos no se hicieron esperar, todos en el comedor del modulo comentaban, reían y se burlaban del hombre, algunos le hacían caravanas y reverencias, era su manera de expresar su aprobación; en algunos rostros se miraba, el agradecimiento a sus princesas que seguían creyendo en ellos y que a pesar de ser sapos, esperaban pacientes su transformación, en otros la esperanza de poder empezar el extraño proceso de convertirse en príncipe ante la incrédula mirada de quienes los quieren, aprecian y respetan
Vaya pues esta reflexión surgida desde el pantano de los más repugnantes sapos que luchan cada día por salir del hechizo. Y piensa si cuando tu príncipe o princesa se esté convirtiendo en sapo o en rana,¿ vale la pena amarla más?, ¿aunque no lo merezca?, porque seguramente es cuando más lo necesita. 

viernes, 16 de mayo de 2014

Enseñanzas de la amistad


2014 es nuestro décimo primer año en el centro de readaptación social, ha sido un año muy singular en lo que a visitas se refiere para un servidor, muy abundante, enriquecedor y reflexivo; me da gusto ser el punto de coincidencia para amigos que en la calle no habían tenido la oportunidad de verse, observar sus reencuentros llenos de cotidianeidad, de familiaridad y de vida… enriquece el alma.

Generacionalmente llegamos a los 40 años, algunos más, otros menos, pero todos estamos alrededor de ellos. Así que muchas de las platicas versaron sobre la famosa crisis, si la de los 40, que no es otra cosa que la evaluación por un lado de los logros que obtuvimos, los bienes que acumulamos, las personas con las que decidimos compartir nuestras vida y por el otro las cosas que quisimos pero no hemos podido lograr, la suma de los fracasos y el numero de tropiezos acumulados hasta ahora; algunos sueños realizados, otros perdidos, algunos más aun deseados…, por lo general del resultado que obtengamos de este balance, dependerá la actitud que tengamos ante la vida.

La crisis de los cuarenta es sobre todo un circulo que se cierra, porque cuando éramos “chicos”, pensábamos y soñábamos lo que queríamos ser y hacer cuando fuéramos “grandes” y de pronto descubrimos que ya nos hemos hecho “grandes”, así que la evaluación de nuestras aspiraciones y proyectos no se puede posponer mas, hoy más que nunca nos llena de nostalgia los reencuentros, hace como 25 años que egresamos de la secundaria y de pronto la reunión escolar se vuelve más importante que en otras ocasiones, es como esta necesidad de evaluar nuestras vidas comparándolas con las de los demás, pero mirándolas con la inocencia y entusiasmo de la infancia.

Evaluamos sobre los cuatro aspectos en los que me parece, basamos nuestro concepto de prosperidad y éxito en este momento de nuestras vidas: la consolidación profesional, la acumulación de bienes materiales, los matrimonios estables y los hijos exitosos.

Sin embargo también existe un patrimonio que vamos formando y que muchas veces no le damos ni la importancia ni el valor que cobra, principalmente en los momentos difíciles de la vida, en esos momento en los que se necesita del apoyo solidario, leal y afectuoso de quien está contigo no por tu éxito y prosperidad en la vida, si no porque para él, simplemente eres importante; me refiero a los amigos, los que con los años van y vienen, se reinventan, se transforman, pero al final siempre son amigos y siempre están cuando se les necesita, ¿ya sabes de quienes hablo?...

Durante estos años difíciles hay tres frases que han cambiado mi manera de ver la vida y fueron expresadas por amigos maravillosos que me han mostrado su valía y fidelidad, y que, si me permiten, quisiera compartirles…

Hace como tres años, estaba trabajando con unos alumnos del programa de alfabetización para adultos que se realiza en el Cereso, cuando escuche que alguien me hablaba con el apodo con el que se me conocía en la secundaria, -“Chato” ¿te acuerdas de mí?- al voltear me quede sorprendido, -¿Ramón? Pregunte extrañado -¡era la única persona con la que me había peleado a golpes en la vida!, ahí estaba parado frente a mí, en el lugar menos probable para un reencuentro. Un accidente de tránsito lo había traído por estos lares.

Pasada la sorpresa y en lo que esperaba que se pagara su fianza para poder salir, nos sentamos alrededor de un café para platicar nuestros tiempos de adolescentes, recordando anécdotas que nos producían esa risa fresca y espontanea que te da el traer de nuevo al presente cosas hermosas del pasado y es que después de nuestro encuentro pugilístico no nos habíamos vuelto ni a dirigir la palabra.

Antes de irse me dijo: -Mirando la vida retrospectivamente muchas de las cosas que nos parecieron muy graves en su momento, hoy se minimizan, y estoy convencido de que en la vida lo importante es sumar afectos y no rencores, finalmente mientras más afectos más calidad de vida, ¿no lo crees tú?- y se sonrió, habíamos recuperado a un buen amigo.

Desde que ingrese a este Centro de Readaptación Social, ella había estado pendiente de mí, con visitas que cada vez se fueron espaciando mas, tenía 39 años y tuve la oportunidad de verla, antes de que perdiera la batalla contra el cáncer. La recuerdo delgada, cansada y ya desgastada por los tratamientos, el rostro pálido y los ojos hundidos, tenía una pañoleta amarilla que le cubría la cabeza ya sin pelo, pero con una sonrisa increíble que sería capaz de iluminar cualquier obscuridad, Cuando se despedía de nuestro último encuentro, me tomo del rostro con sus dos manos y lo acerco al suyo lo mas que pudo y me dijo despacio y susurrando -¿Te digo un secreto?, la fe es la anestesia mas poderosa para calmar las penas de la vida, por favor prométeme que pase lo que pase no vas a dejar de tener fe… ¿lo prometes?- Asentí con la cabeza, mientras una gruesa lagrima escurría por mi ojo y recorría toda mi mejilla, sabía que esta sería la última vez que la vería con vida, me dio un beso en la frente, se dio la vuelta y se alejo… meses después supe que se nos había adelantado, pero desde donde quiera que estés, chinita, cada día me levanto pensando en nuestra promesa.

Hace unos días recibí una carta de una amiga a la que hace muchos años no veo, en ella refrenda nuestra amistad, pero sobre todo expresa algo que me invito a pensar en la idea no de personas que cometen errores que tienen que ser castigados por las leyes de los hombres sino más bien de personas q llegaron a un punto medio, al momento de detenerse, mirar alrededor, respirar profundamente, y ver hacia donde quieren ir, han llegado no al fondo como dicen muchos, han llegado a la parte central de sus vidas, tienen la fortuna de estar en el momento de decidir como la continuaran, dentro de este mundo hermoso, ilógico a veces pero en el que nos toco vivir, al final de su carta cerraba con un concepto de vida muy hermoso… amigo vive intensamente pero siempre creyendo en el ser humano, potencia de todo, de lo grande y pequeño, de lo correcto e incorrecto, de lo bueno y malo. Las circunstancias son quienes muchas veces determinan nuestro camino, cada quien la vive según las entiende, asumiendo sus consecuencias y sin ninguna garantía de que siempre serán las mejores

Es así que a lo largo de estos años, los amigos han dejado sin proponérselo enseñanzas que ayudan en este cotidiano y continuo andar. Es a ellos, a los que reencontramos y recuperamos después de muchos años, a los que siempre han estado con nosotros, a los que ya se nos han adelantado y que hoy honramos su memoria y también a los que alguna vez fueron pero han decidido no estar, son a ellos en los que en esta evaluación patrimonial de la crisis de los cuarenta, aprovecho para decirles amigos: suma afectos y resta rencores; la fe es la mejor anestesia de las penas de la vida, promete que nunca la dejaras de tener y vive sin dejar de creer en el ser humano.