miércoles, 31 de diciembre de 2014

Año nuevo, carcajadas y zapatos buenos

Como digno colofón a nuestra participación en el concurso de villancicos del seminario, el sábado pasado hicimos una reunión en este centro de reinserción social, en ella participaron todas las personas que de alguna manera coadyuvaron en su realización y resultado, ahí estaban representados dignamente los poderes más importantes de nuestra comunidad.

Estaba el estado con las autoridades de este centro penitenciario, la iglesia a través las autoridades del seminario conciliar y de la pastoral penitenciaria y también nos acompañó la sociedad civil con algunas de las personas que a partir de la compra de mis libros colaboraron para la realización material de esta celebración y a quienes invitamos para que dieran fe del resultado de su generosidad y compromiso con esta causa penitenciaria.

Fue una reunión sencilla, con ese calor de hogar que muchos de estos hombres no tuvieron, el objetivo, les explicamos a los visitantes poco antes de que llegaran los festejados, es compartir nuestro genuino interés por lo que están haciendo y reconocer que este es el camino correcto si quieren reinsertarse de manera sana a la sociedad que ofendieron con sus actos.

No hubo templetes, ni presídium, tampoco aplausos dirigidos o discursos triunfalistas, los participantes representaron a sus instituciones siendo ellos mismos, mostrando su lado bondadoso, cálido y genuino, charlas uno a uno, sin promesas o falsas expectativas, solamente el honesto interés por saber que te paso y la enfática recomendación de que sigas adelante en tu proceso reinserción, al final cada representante de cada institución tomo la palabra y de forma clara y trasparente expreso su sentir, el estado ratifico el compromiso de continuar la tarea que le toca y por la que le pagan, la iglesia hizo un sincera y emotiva oración en la que todos participaron independientemente del culto que profesaran y la sociedad civil a través de mi madrina que representaba a todas las madres de mis compañeros comprometió su interés y deseo por apoyar todo el esfuerzo que llevara a que ahora si “se porten bien”

Cuando ya casi terminaba el evento y antes de que todos se fueran despidiendo, comenzaron los abrazos y las felicitaciones por el año que termina y por el deseo genuino de que el próximo año sea como tenga que ser, pero que no falte un solo día, ni la salud ni la fe.

Después que todos se fueron, nos quedamos los internos arreglando y limpiando el lugar, todos comentaban muy emocionados como les había ido este año que termina y cuales habían sido sus principales éxitos y como se sentían por ello.

Y es que estimado lector el final de cada año siempre es una mezcla de sentimientos encontrados, algunos son de alegría y satisfacción por los logros obtenidos, otras más son de frustración y coraje por las cosas planeadas y por alguna razón no concretadas y por supuesto están también los sentimientos de melancolía y tristeza por las personas que durante el año se despidieron de nuestras vidas, ya sea por que fallecieron o porque sencillamente se alejaron de nosotros.

Además el final de cada año es también ese momento preciso en el que toca hacer el recuento de las risas y de las lágrimas, de las pequeñas experiencias que fueron construyendo el año y de las arrugas y canas que nos fueron saliendo como este pago que le hacemos a la vida por la madurez y la sabiduría adquirida en 12 meses más de existencia.

El final de cada año es la oportunidad de tomar todas las enseñanzas, los tropiezos, los momentos hermosos y también los difíciles para transformarlos en experiencia útil que nos permita continuar la vida de la mejor manera que nos sea posible, transitándola siempre un día a la vez.

Estimado lector aprovecho este espacio y toda la experiencia adquirida durante este año a través de cada tropiezo y por supuesto cada éxito, para compartirte mis dos deseos para el año que está a punto de iniciar.

Primero te deseo tengas unos buenos zapatos, sólo con unos buenos zapatos es posible escuchar los propios pasos y así no repetir los errores de un camino que ya andamos, además unos buenos zapatos ayudan a creer que no pasamos por la vida sin dejar huella.

Mi segundo deseo es que construyas una enorme colección de risas y carcajadas, pero de esas, las que sacan lágrimas, porque esas serán siempre la mejor garantía de que estas viviendo pleno y feliz.

Que tengas un excelente año 2015, que tengamos la sabiduría y la madurez para sacar todo lo bueno que traiga… Que así sea…

lunes, 29 de diciembre de 2014

Un año nuevo trae sueños nuevos

Se inicia un nuevo año, es el momento según la tradición, de establecer objetivos y propósitos para ir cumpliendo conforme este transcurra, sin embargo descubrimos que algunos son los mismos de siempre, propósitos que más que cosas concretas son sueños e ilusiones que difícilmente lograremos, pero que a partir de repetir las viejas y gastadas pero por alguna razón aún vigentes frases, nos convencemos de que todo es posible; es así que bajo las expresiones como: “ el que quiere puede”,” si las cosas que valen la pena se hicieran fácilmente” o “ si lo puedes soñar lo puedes hacer”, se justifica cualquier propósito por disparatado que se escuche.

Aquí en el centro de reinserción social, de la misma manera, también cada interno establece sus propósitos y deseos, hace unos días en una sesión terapéutica hablábamos de ello, la reflexión era: como se establece un buen propósito de año nuevo, que cosas debe tener para garantizar que pueda ser realizable y que no sea el motivo de una profunda frustración al termino del año, por no haberlo alcanzado.

-“El negro”, comenzó la sesión –pienso que un buen propósito de año nuevo tiene que establecer claramente lo que queremos alcanzar, no se trata de decir que quiero bajar de peso, si no cuanto quiero bajar o pensar en que quiero pagar todas mis deudas más bien es pensar en las cosas concretas que hare para pagarlas- todos asintieron con la cabeza, -ahí está la primera regla de un buen propósito, que lo establezcamos con claridad- les dije a todos.

Tomo la palabra “El capi”, a mí me parece que como decía Benedetti, un propósito debe llevar los profundos deseos de nuestro corazón, debe de ser algo por lo cual estemos dispuestos a entregarlo todo, a dejar cada parte de nuestro ser para hacer que se cumpla- inmediatamente se dejaron escuchar los silbidos y trompetillas contra el pobre viejo, -Ya vas a empezar con tus bobadas!, estamos hablando en serio viejo!, ya estas chocheando!,- fueron las expresiones del respetable que definitivamente no estaban de acuerdo con la idea del “capi”, a su defensa entro la “calaca”, un tipo flaco de ojos hundidos que cuando te veía fijamente, la verdad si te daba miedo, -a mí me gusta lo que dices, si las cosas que nos proponemos las hacemos sin ganas, sencillamente nunca las lograremos, nos tienen que producir un hueco aquí en el estómago o una opresión en el pecho, me parece que se le llama “Pasión”.

-Pues ahí tenemos nuestra segunda característica de un buen propósito-. Entre a mediar entre estos hombres rudos a quienes la palabra lindas o poéticas les producían urticaria, -porque entonces podemos decir que si a las cosas no les ponemos ganas (dije otra palabra, pero por cuestiones editoriales y de respeto no la puedo poner aquí), entonces simplemente no las lograremos-. Con esta traducción un poco soez de lo que había dicho el “capi”, logramos la aprobación del respetable.

-Yo tengo una característica mas-, intervino ahora el “chivo”, un buen propósito debe responder la pregunta del: ¿para qué?, debe haber una poderosa razón por la cual quiero realizar este o aquel propósito, porque además, nos debe quedar muy claro, ¿para qué quiero bajar de peso?, ¿para qué quiero ahorrar? o ¿para que quiero ser mas tolerante o paciente o amoroso? o lo que fuese; esto es lo que hará que cuando estemos decayendo en nuestro intento, lo recordemos y nos impulse a continuar hasta lograr alcanzarlo, ¿no creen?- al terminar su comentario el “chivo” arranco aplausos de los compañeros, había sido una excelente reflexión de esas que no necesitan más argumentos, simplemente dije –ahí está muy claramente nuestra tercera característica.

Finalmente después de algunos comentarios que repetían lo de sus compañeros, la “morsa” que casi no había participado dijo –Pedir ayuda a los demás debe ser una característica de un buen propósito, hacerlo solo siempre será más complicado y nos dará menos garantía de éxito que si lo hacemos con la ayuda de alguien- La “morsa” nos dio el punto que faltaba, porque lograr nuestros sueños, alcanzar nuestras metas y llegar a los objetivos planteados siempre lo hacemos para alguien más, así que justo es que nos apoyemos en los demás para conseguirlo- comente para finalizar el ejercicio. 

Con esta metodología rustica y doméstica, cada interno que participó en este ejercicio estableció sus propósitos y sueños; ahora si nos lo permiten, aprovechamos para compartirlo con ustedes y que hagan también los suyos... que así sea...


sábado, 27 de diciembre de 2014

El diablo visita el cielo

Como una especie de moderna pastorela estimado lector la semana pasada nos ocurrió algo singular en el centro de reinserción social, que aprovechando que es navidad quisiera compartirles.

Les platique en la entrega pasada, que después de un año con muchas vicisitudes y altibajos para la creación de un grupo músico-vocal con internos penitenciarios, finalmente logramos tener algo muy parecido a ello, estaba formado por personas que aun después de haber cometido actos graves contra la sociedad y de estar cumpliendo sentencias largas, continuaban teniendo mal comportamiento y tenían que ser aislados del resto de la población penitenciaria.

Con la experiencia que nos había dado haber desarrollado al coro que cantaba en la misa dominical y el apoyo de una monja comprometida con la pastoral penitenciaria, quien veía a estas personas como “niños que crecieron sin amor”, decidimos que a partir de la música y el genuino interés por ellos podríamos hacer que cambiaran su comportamiento. 

Después de haber avanzado a lo largo del año unos pasos para adelante y otros tantos para atrás, decidimos que era momento de someterlos a su primera prueba y nos organizamos para participar en el concurso de villancicos del seminario, que dicho sea de paso desde hace muchos años es el único concurso formal de coros en la ciudad. Así que en verdad es muy disputado.

Entre los integrantes de nuestro singular grupo circulaba la expresión de que “el diablo visitaría el cielo”, en referencia a que personas que vivíamos en la cárcel estaríamos en el seminario. El resultado del evento fue que el coro “San Maximiliano María Kolbe del centro de reinserción social del estado oficialmente quedo en quinto lugar, una noticia trascendental para nosotros no solo por el hecho mismo de la posición ocupada, sino también por el efecto que produjo en estas personas que con el paso del tiempo y los ensayos, conocimos sus historias en las que tal y como lo diagnostico nuestra querida monja, efectivamente fueron niños que crecieron sin amor.

Reunidos alrededor de una mesa 24 hombres de rostros duros y curtidos se miraban expectantes, no sabían a ciencia cierta cómo reaccionar después de que les dimos la noticia, para muchos de ellos era el primer logro en su vida que era positivo, bueno y legal, además producto de su esfuerzo y compromiso. 

Durante un buen rato aprovechamos para reflexionar lo que significaba para ellos este logro conseguido en el contexto del nacimiento de Jesús.

Y entonces sin quererlo comenzamos hablar de sus navidades, ¿Cómo habían sido?, ¿qué recuerdos guardaban de ellas?, como supondrán estimados lectores escuchamos muchas historias tristes, las que hablaban de cosas de las que uno no quisiera enterarse, de las que desearías que no fueran ciertas, de las que los niños no deberían vivir, las que al contarse te forman un nudo en la garganta, te lastiman el alma y te arrugan el corazón.

Sin embargo, todos tenían los recuerdos de alguna navidad que había sido distinta, una que estuvo llena de pequeños detalles, esos que descubres que son los que valen la pena porque cuando no están se extrañan y te aferras a ellos como a algo valioso, íntimo y personal.

¿Saben?, Uno nunca sabe cuándo será la última vez que vives algo hermoso y entrañable hasta que pasa, no es algo que se planea ni se anticipa, solamente llega y cuando va pasando el tiempo te das cuenta que esa fue la última vez y que no se repetirá y eso hace que sean aún más valiosos esos recuerdos, en un mundo donde las reglas implacables de la vida, trituran cada día, indiferentes a los sentimientos de las personas. 

Escuchar el testimonio de mis compañeros me dejo esta sensación de lo importante que es construir a pesar de cualquier adversidad una navidad que esté llena de esos detalles que se recordaran siempre, porque uno no sabe si tal vez esta será la última y esos detalles por los que hoy me preocupe, probablemente serán a los que me aferre más adelante. 

El diablo visito el cielo con el pretexto de cantar sobre el nacimiento del niño Dios y el cielo a través del misterio milagroso de este mismo niño que nace en un pesebre le devolvió la visita y no sé, pero tengo la impresión que más de un corazón fue transformado y algunas almas serán salvadas, porque eso es el verdadero milagro de la natividad del señor. Dios que nace en el corazón de cada quien a través de esos detalles lindos que construimos y que después se convierten en recuerdos valiosos. 

Es mi deseo que esta navidad la hayan construido con muchos detalles bonitos en compañía de los que más quieren. Felices fiestas. Que así sea.

domingo, 21 de diciembre de 2014

Sueños cocinados a fuego lento

…-Entonces lo pones en la olla y la vas cociendo en su jugo a fuego lento- me decía la madrina para explicarme como prepara la pierna claveteada que va a cocinar para su cena de navidad, -¿porque a fuego lento madrina?- le pregunte con la curiosidad genuina de un niño, que a pesar de ser adultos nunca perdemos, -porque las cosas buenas y bien hechas así se hacen, a fuego lento- me contesto maternal.

De la misma manera como cocina mi madrina, a fuego lento, así fuimos llevando una idea que nació a principios de este año con la petición expresa de una monja a la que difícilmente se le dice que no, porque ella predica con un arma poderosa: el ejemplo. 

En aquellos calurosos días de marzo, esta monja me pidió formar un coro en el módulo donde se encuentran las personas más peligrosas que han llegado a este centro penitenciario, homicidas, sicarios, narcotraficantes, gente en verdad curtida, a la que ni siquiera se le permitía salir de ese modulo y a quienes se le había puesto incluso doble vigilancia, conocido como el mismo “Reino de malolandia”

Iniciar fue complicado, recuerdo nuestro primer encuentro, uno a uno se fueron presentando, su nombre, su lugar de nacimiento, su música preferida, el instrumento que más les gustaba, aquí hubo que aclarar que me refería a instrumento musical, cuando uno de ellos me dijo que el instrumento que más le gustaba era “el cuerno de chivo”, recuerdo que en ese momento pensé que sería un largo camino.

Poco a poco, fueron avanzando con sus habilidades musicales, los que tenían más dones y virtudes nos ayudaron con la guitarra y la voz, otros con menos talento musical pero cuando menos rítmicos estaban en las percusiones, los arrítmicos pero entonados pues solo con la voz y los que de plano ni voz, ni ritmo, ni ninguna gracia musical siempre nos queda la alternativa del “palo de lluvia” o la “celesta”.

A mediados de septiembre el coro ya tenía aspecto de tal y entonces surgió la idea ¿y si participamos de nuevo en el concurso de villancicos del seminario conciliar?, pero hacían falta tantas cosas, en verdad se veía como una misión imposible, lo primero fue comentarlo con la madre y para variar su respuesta fue contundente, 

-Hazlo, si Dios quiere que pase el pondrá las condiciones para que suceda y si no, pues le das las gracias de todas maneras, que tal que al final cambie de opinión- así que a mediados de octubre comenzamos a preparar al coro para su primera gran aventura, el primer logro como grupo. Valía la pena intentarlo.

Un villancico básicamente es un canto popular con un ritmo y melodía pegajosa que en palabras sencilla hable del misterio del nacimiento de Jesús, después de varias explicaciones, entendieron ese misterio y tengo que confesar que de paso, con sus reflexiones yo también comprendí algunas cosas de ese maravilloso misterio que es la natividad del señor. Finalmente una noche de noviembre logramos nuestro objetivo y salió el humo blanco. Habemus villancico, su nombre “El niño Dios no tiene un cobertor”, producto de las reflexiones de los habitantes del reino de malolandia.

Ensayamos y ensayamos, hasta durmiendo lo cantaban, los muchachos le pusieron empeño y creatividad. El seminario Conciliar nos recibió una vez más con mucho agrado y puso las condiciones para que participáramos y fue así que el coro de este centro penitenciario conformado por internos del modulo de castigados, participo en el aula magna del Seminario conciliar de san Ildefonso en la XXXIII edición del concurso de villancicos. Fue una grata experiencia estar con otros coros que seguramente como nosotros, habrán cocinado su villancico a fuego lento... en la siguiente entrega les contare como nos fue...

sábado, 13 de diciembre de 2014

El legado de un hombre de fe

En días pasados llego la notica al centro de reinserción social del fallecimiento del señor Carlos Guzmán Escalante, estas líneas van dirigidas respetuosamente a su memoria y al trabajo que realizo de manera generosa con los internos penitenciarios.

Todas las personas que se nos adelantan a darle cuentas al padre producen entre los que nos quedamos una sensación de vacío y de nostalgia, principalmente con los que al partir, dejan una enseñanza de vida, algún legado por el que se les recuerda con cariño y se les reconoce con admiración.

Eso es lo que nos pasó con Carlos, conocido entre los internos penitenciarios con los que trabajo en este centro penitenciario como un hombre comprometido, tierno en ocasiones, con gran sentido del humor y sobre todo con una gran fe en Dios.

Carlos tenía muy claro para que venía a este centro de reinserción -vengo a traerles la esperanza que da la cercanía de Dios en los momentos más difíciles, cuando las sentencias son muy largas, cuando la soledad se hace patente, cuando el abandono familiar es una realidad y la rutina diaria se convierte en una pesadilla- repetía, en cada oportunidad que tenia de hacerlo, era una especie de disciplina por dejarles muy claro a los internos lo que Dios a través de su persona pretendía hacer con ellos.

De entre todos los internos con los que trabajo destaca uno en particular, se trata de Francisco, un sicario profesional, un mercenario en el más honesto sentido del término. Era o al menos así lo creía, la solución definitiva a muchos problemas, para eso lo buscaban y contrataban y el cumplía con eficacia su trabajo.

Su concepto personal de la vida es que eres la leyenda que te forjas a través de las acciones que haces en el día a día como en esos corridos que escriben y cantan la gente del norte del país, vivió obsesionado por ser un tipo duro. Lo fue y pagó el precio, Francisco decía -al sicario no lo asesinan nunca, sino que lo matan trabajando, decir que te asesinan es insultarte-. Esas son las reglas y tristemente sólo los ignorantes o los ingenuos creen seriamente que en ese mundo, un narcotraficante, un soldado o un policía federal por mucha preparación que presuman, van a comportarse según las exquisitas normas de la Convención de Ginebra o de los tratados de San José, ese es un mundo fascinador y terrible donde se envejece pronto o donde no se llega a envejecer. Un mundo donde todo es simple y funciona con instrucciones elementales y precisas para todos, independientemente del lado en el que estén, el malo es el que les dispara y el bueno es aquel compañero cuya sangre les salpica y de quien tienen que explicar a su familia que murió peleando en el cumplimiento de su deber, porque por absurdo que parezca cada bando tiene un deber que cumplir.

Después de tantos años de oficio, en los últimos tiempos, poco antes de ser capturado, Francisco empezaba a pensar en cambiar de vida: una mujer a la que amara, una casa, tal vez hijos pero se le acabó el tiempo y la justicia lo alcanzo

Este era el mundo de Francisco y a este fue al que quiso entrar a trabajar y a evangelizar Carlos. Definitivamente no es fácil ni sencillo porque aquí a nadie se le tira del caballo con una voz de estruendo o se queda ciego, aquí no hay transformaciones asombrosas, aquí el espíritu santo se manifiesta más bien en forma de constancia y perseverancia en quienes predican y anuncian la buena nueva, para que cuando tome a alguien, poco a poco, lentamente lo vaya moldeando a imagen y semejanza del Jesús en el que crea, mostrándole a un Dios tan grande como lo sea para él mismo.

Para fortuna de Francisco, el Jesús en el que creía Carlos, es el que ama, el que perdona, el que reconforta y el que está presente en cada momento de tu vida, aunque lo rechaces una y otra vez y no quieras que este. 

El Dios que Carlos mostraba era tan grande como su fe, como su esperanza y como sus extraordinarias ganas de vivir cerca de él; así que al final, lo que logro con este sicario profesional, un hombre con más de 27 marcas en la cacha de su pistola fue asombroso, un legado extraordinario, como el mismo lo describió alguna vez   “Francisco, un interno del Cereso castigado permanentemente en el módulo de “alta peligrosidad” que ha recibido la palabra de Dios y que en sus cartas me ha ofrecido cualquier parte de su cuerpo para ser trasplantada en mí, un gesto de generosidad y amor por el prójimo que no se puede entender fuera de la fe en Cristo, nuestro Señor.”

Cuando Francisco supo de la partida de su amigo y mentor los últimos meses, me hizo esta reflexión, -Vivo en un centro de reinserción social y aquí estaré por el resto de mi vida y no sé, a veces me doy demasiado cuenta y no dejo de preguntarme, Psicólogo, ¿Qué pensaba Carlos cuando supo que estaba condenado a morir? y como si supiera que al partir, Francisco haría esa pregunta, Carlos dejo un mensaje que nos transmitió a través de la madre Tere Ochoa: -Hermanos vivan su vida en el gozo del Espíritu y dejen que la hermana muerte sea la puerta que un día los conduzca a los brazos amorosos del Padre-.

Descansa en paz Carlos, lo mereces, estamos seguros que lograste cumplir con tu propósito, gracias por enseñarnos a través de tu fe y tu compromiso con los demás el amor de Dios, tu legado permanece y estoy seguro crecerá a través de las personas que como francisco, hoy viven de la forma que predicabas, con generosidad y amor al prójimo…Que así sea…

jueves, 11 de diciembre de 2014

De hombres poco ilustres

Hace unos días unos amigos me cuestionaban acerca de quiénes eran las personas más singulares que había conocido durante el tiempo en el que he vivido en el centro de reinserción social del estado. 

Haciendo memoria de estos años, recuerdo a varios de ellos y sin la intención ni el ánimo de destacar, promover o ensalzar a hombres que han cometido actos que tienen que ser castigados por las leyes de la sociedad, de pronto se me ocurre que puede resultar interesante conocerlos, en lo personal muchas de sus ideas y reflexiones me han permitido entender mejor las motivaciones y razones de la gente común para hacer tal o cual cosa. Así que en esta entrega compartiré con usted estimado lector, la historia de uno de los personajes que me han parecido más singulares de este extraño reino de Malolandia.

Iniciare diciendo que le decíamos “Don Juanito”, un hombre que si la estafa en México tuviera escuela oficial, figuraría en el prólogo de todos sus libros de texto.

Era de Sotuta, Yucatan, de donde fue Nachi cocom, aquel ultimo gobernante maya que dio tanta batalla a los conquistadores y que con su rendición se dio por concluida la dominación española al pueblo maya. 

A lo mejor porque nació en esta ciudad centenaria, rebelde y sabia, “Don Juanito” tuvo siempre una filosofía particular. Vivió feliz por naturaleza y por oficio. Nunca ejerció la violencia, todo era a base de talento y simpatía, un auténtico mestizo ladino.

Estaba dotado para el engaño y para embaucar, igual que otros lo están para la música, las matemáticas o la política. Fue fiel a sí mismo: un estafador de cuerpo entero hasta el final, cuando lo conocí tenia setenta y dos años, que ya son años y aún tenía arte y labia para engañar, lo hacía con el médico que le expedía la autorización para pasar alimentos restringidos o con la trabajadora social para que le dejara pasar visitas adicionales.

Su familia lo visitaba con mucha frecuencia y recuerdo a una de sus nueras que se enfadaba cuando “Don Juanito” se ponía a contarles peripecias a los nietos. -No le hagan caso a su abuelito, son chistes e inventos que hace-. Pero los chiquitos no tenían un pelo de tontos y escuchaban aquellas aventuras sin escandalizarse, como se escucha a los abuelos que saben contar las cosas: con interés, benevolencia y cierto cariñoso escepticismo.

En sus tiempos de esplendor “Don Juanito” hizo muchas estafas, jugando casi siempre con la avaricia o la ambición de los incautos, decía con mucha autoridad y algo de razón -Sin la complicidad de otro sinvergüenza, que es la víctima, rara vez funciona esto- contaba que estuvo a punto de vender el castillo de Chichen Itzá a un turista europeo millonario mostrándole unas copias con jeroglíficos que tomo del chilam balam y diciéndole que esas eran los auténticos documentos de propiedad y que provenía directamente de la dinastía de los Xiu.

Toda su vida fue una inmensa estafa, nunca trabajó, ni cumplió otras leyes que las de la calle y las de sus colegas, nunca en su vida pago impuesto alguno, excepto el IVA, porque venía con los precios y ahí no encontró manera de escabullirse. 

Tampoco tuvo remordimientos, se justificaba diciendo que los mayores estafadores son los políticos, desde cualquier presidente de la república hasta el último alcalde de pueblo más pequeño. -Prometer lo que de antemano sabes que no se puede cumplir, eso es una estafa- solía decir, sin embargo tuvo suerte: sus hijos, nueras y nietos aunque no comulgaban con sus ideas ni su carácter, lo adoraban y lo cuidaron en la vejez. 

Siempre quiso volver a su tierra, así que al morir llevaron sus cenizas a Sotuta y las echaron al cenote. Y no dudo ni por un momento que apenas llegado al Purgatorio con miles de años de condena por delante, “Don Juanito” se las haya arreglado para estafarle a alguien unas indulgencias plenarias… Que así sea…



miércoles, 10 de diciembre de 2014

Abuelos, héroes y cajones

Domingo por la mañana, el clima es nublado y lluvioso a ratos, de esos días que son melancólicos y reflexivos para algunos, perezosos y arrulladores para otros. Más temprano había puesto café en una olla con un poco de canela, así que el cálido y característico aroma ya inundaba el ambiente de la celda del centro de reinserción social en la que vivo. 

Este domingo es especial porque es el previo al de mi cumpleaños y desde el primero que pase en este lugar, recibo la visita anual del trio de los “Tonys”, integrado por mi buen y leal amigo Toño, su papá don Antonio y el hijo y nieto de ambos Tony. A lo largo de todos estos años el acuerdo no ha cambiado, a ellos les toca traer el pan bueno y a mí preparar el café

Los primeros años, sus visitas eran de pésame, solidarias y cortas , preguntaban sobre mi situación jurídica de ese momento, los avances o retrocesos familiares y las actividades nuevas a las que me estaba dedicando, expresaban palabras de consuelo y se iban, pero conforme fueron pasando los años las visitas se fueron volviendo más relajadas, amenas y con ello de mayor duración, ahora me contaban sus novedades familiares y aprovechaban para acusarse unos a otros sobre diferentes cosas, volviéndose su visita anual una especie de catarsis familiar en la que con el pretexto de mi oficio buscaban que mediara o dictara algún tipo de sentencia en alguna controversia que tuvieran. Tengo que reconocer que de todas las visitas que recibo a lo largo del año esta es una de las que más disfruto y es que esta relación Abuelo-hijo-papá-nieto en todas sus variantes, está llena de complicidades y alianzas así que observarlos interactuar es verdaderamente entrañable, resaltando mucho la forma tan franca que tienen para decirse entre ellos las cosas, algo que Don Antonio ha inculcado en su hijo y en su nieto.

Los golpes en la puerta me sacaron de mis pensamientos, fieles a su cita anual, ahí estaban los “tonys”, después de los saludos y cortesías de rigor nos sentamos alrededor de humeantes tazas de café y de una hojaldra de jamón y queso de bola que estaba deliciosa. Mientras platicábamos de cualquier cosa, los observaba, Don Antonio ya refleja los ochenta años que lleva a cuestas, este año falleció su esposa, Doña Consuelo, con la que vivió 54 años y eso le afecto mucho, no se le veía con la vitalidad de otros años, había perdido peso, tenía manchas obscuras en la piel y un ligero temblor en la mano derecha. -Ahora mi papa vive con nosotros- me dijo con una mirada preocupada mi amigo Toño, -pero la verdad, es que no se está portando muy bien- iniciando la ronda de acusaciones, el joven Tony que cuando me visito la primera vez tenía diez años, ahora tiene veintiuno, le siguió el juego a su papá, -Pero nada bien, hay días en los que estoy harto de que este viejo se quede dormido y ronque en cualquier parte o que se orine fuera de la taza porque le tiembla el pulso, o fume a escondidas los cigarros que roba del paquete que tengo en un cajón de mi cuarto y que además lo revuelva y desordene todo. A veces pienso porque no se lo llevan a una casa de retiro, donde dicen que a los ancianitos los atienden muy bien-. Concluyo con esa franqueza que le habían enseñado desde niño.

Don Antonio se apuro a tragar un pedazo de hojaldra que dada la ausencia de varios dientes, mascaba desde hacía ya varios minutos y dirigiéndose a mi dijo con su característica voz áspera y fuerte, -¿Ya te fijaste?, cría cuervos y te sacaran los ojos, por eso ya decidí que toda mi herencia la voy a donar a instituciones de beneficencia- el comentario produjo carcajadas y abrazos espontáneos, estas eran las maneras particulares y cotidianas de tres hombres de generaciones distintas a quienes unía algo más que el apellido. 

Sin embargo flotaba en el ambiente la sensación de que probablemente esta sería la última vez que vería al trio completo, por ello fue que el resto de su visita fue dedicada a don Antonio, quien aprovecho para platicar muchas de sus anécdotas y aventuras de vida, esas que nos ocurren a todos, pero que convierten a las personas comunes en los héroes de historias con las que se podría escribir un libro. 

Don Antonio nos contaba las cosas con el descaro de quien está más allá de cualquier convencionalismo social, así que descubrí que en el transcurso de su vida paso por momentos de gloria y de fracaso, sufrió humillaciones y victorias. Se equivocó y acertó muchas veces, tuvo una mujer que lo amo y a la que amo fielmente, hombres que le confiaron su patrimonio, amigos que apreciaron su amistad. Dejo hijos y nietos. En fin, fue como somos todos: ni completamente bueno, ni completamente malo. 

Entendí porque va clandestinamente en busca de los cigarros que los médicos y su familia le niegan y se queda un rato registrándole los cajones. No es por curiosidad entrometida, sino porque allí, tocando las cosas de su nieto, lo comprende y reconoce, dándose cuenta de todo lo que el joven no sabe y que el daría lo que fuera por poder enseñárselo para evitarle aunque fuera una mínima parte del dolor, del error, de la soledad, de los muchos finales tristes que tarde o temprano, en mayor o menor medida, a todos nos aguardan agazapados en el camino. 

Al final de la visita, las despedidas y la promesa del siguiente encuentro, -Cuídese mucho don Antonio, nos vemos el próximo año- le dije al abrazarlo, -Claro que sí, pero será contigo en libertad- me respondió con una sonrisa de complicidad, finalmente, los dos sabíamos que mentíamos… Que así sea…

lunes, 8 de diciembre de 2014

...Aquí vamos de nuevo

Ustedes disculparan mi ausencia tanto tiempo estimados lectores, les agradezco mucho los correos que he recibido preguntando si todo estaba bien y cual era la razón de este silencio editorial durante poco más de cuatro meses

Este obedeció a dos razones que con gusto les platico. Como saben soy interno penitenciario desde hace once años y durante este tiempo he escrito acerca de la vida cotidiana en una cárcel y como es el proceso de la reeinserción social, a lo largo de estos años hemos reflexionado sobre: el arrepentimiento, el perdón, la justicia, las relaciones interpersonales, la religión, las personas que hacen apostolado aquí, sobre los jueces, en fin sobre un sinnúmero de temas que tienen que ver con la vida penitenciaria. Producto de estas reflexiones se han editado dos libros que han sido la recopilación de los artículos que han despertado más interés y el mayor número de comentarios. 

Hoy con mucha alegría y satisfacción puedo compartir con ustedes estimados lectores que la primera razón de esta ausencia y silencio, es que le estábamos dando los toque finales a nuestro tercer trabajo.

Como en los dos primeros libros, este también es la recopilación de los que a mi juicio fueron los mejores artículos que se publicaron durante los últimos dos años, que dicho sea de paso fueron muy prolíficos en cuanto a colaboraciones. 

En esta ocasión los hemos agrupado bajo el título de “El camino que va de regreso III”, reflexiones penitenciarias. Este trabajo, junto con los dos anteriores ya están disponibles en nuestra tienda en línea para adquirirlos en el formato de libro electrónico. Te invitamos a visitarla y aprovechar nuestra promoción por lanzamiento. 

Otra buena noticia es que ahora como pueden ver ya tenemos nuestro propio dominio y en publicaciones posteriores les iremos contando algunos avances mas en nuestra tarea de hacer conciencia social sobre el aspecto penitenciario. 

Es importante comentarles que parte de las ganancias de la venta de estos libros se utilizarán para realizar nuestra tradicional actividad navideña donde trabajamos con los internos psiquiátricos, los de la tercera edad y los pacientes con VIH.

Aquí quisiera compartir con ustedes una sincera y honesta reflexión, la segunda razón por la cual deje de escribir por un tiempo, fue que de pronto me sentí fuera de lugar, a pesar de estar de alguna manera aislado en este centro penitenciario, soy muy consciente de todos los acontecimientos que ocurren en nuestro estado y en nuestro país, observar las expresiones de inconformidad que se plasman en los medios de comunicación a los que tengo acceso, me daban un panorama bastante sombrío de la situación, así que una vez más me planteaba la pregunta de: ¿Que escribir? Que al final no pareciera una impertinencia de mi parte, dada mi condición de interno penitenciario.

Fue la organización de la actividad de navidad, la que me permitió integrar todos los acontecimientos y darles forma de propuesta positiva. Durante el tiempo en el que he escrito, mi estilo nunca ha sido el de denostar, criticar o señalar, al final quien soy yo para hacerlo, mas bien he tratado de proponer cosas positivas, con esta disciplina aprendida aquí, de encontrarle siempre lo bueno a lo malo. Considero que es importante señalar lo que no está bien, pero también estoy convencido que es necesario proponer, trabajar y colaborar para que las cosas que no nos parecen puedan moverse hacia una posible solución.

Es por ello que el próximo sábado 20 de diciembre, tal y como lo hicimos en la navidad anterior y en la semana santa pasada, el grupo “El camino que va de regreso”, formado por personas de la sociedad civil y compañeros que viven conmigo, volverá a reunirse para celebrar la navidad con los internos penitenciarios del centro de reinserción de la ciudad de Mérida que sufren de algún padecimiento psiquiátrico, los internos de la tercera edad y los internos con VIH. 

Estimados lectores no hay más abajo, es el último eslabón de la cadena social porque están presos, pero además son ancianos, están trastornados mentalmente o son personas, jóvenes en muchos casos, condenados por su padecimiento a una muerte segura.

Los invitamos a colaborar en este esfuerzo, ya sea comprando nuestros libros en la tienda virtual de nuestra página.

No pretendemos cambiar al mundo, transformar al país o ser la salvación del estado, solamente queremos hacer un poco más de lo que hacemos habitualmente y con ello intentar marcar la diferencia y construir un puente de esperanza… Que así sea…