domingo, 21 de diciembre de 2014

Sueños cocinados a fuego lento

…-Entonces lo pones en la olla y la vas cociendo en su jugo a fuego lento- me decía la madrina para explicarme como prepara la pierna claveteada que va a cocinar para su cena de navidad, -¿porque a fuego lento madrina?- le pregunte con la curiosidad genuina de un niño, que a pesar de ser adultos nunca perdemos, -porque las cosas buenas y bien hechas así se hacen, a fuego lento- me contesto maternal.

De la misma manera como cocina mi madrina, a fuego lento, así fuimos llevando una idea que nació a principios de este año con la petición expresa de una monja a la que difícilmente se le dice que no, porque ella predica con un arma poderosa: el ejemplo. 

En aquellos calurosos días de marzo, esta monja me pidió formar un coro en el módulo donde se encuentran las personas más peligrosas que han llegado a este centro penitenciario, homicidas, sicarios, narcotraficantes, gente en verdad curtida, a la que ni siquiera se le permitía salir de ese modulo y a quienes se le había puesto incluso doble vigilancia, conocido como el mismo “Reino de malolandia”

Iniciar fue complicado, recuerdo nuestro primer encuentro, uno a uno se fueron presentando, su nombre, su lugar de nacimiento, su música preferida, el instrumento que más les gustaba, aquí hubo que aclarar que me refería a instrumento musical, cuando uno de ellos me dijo que el instrumento que más le gustaba era “el cuerno de chivo”, recuerdo que en ese momento pensé que sería un largo camino.

Poco a poco, fueron avanzando con sus habilidades musicales, los que tenían más dones y virtudes nos ayudaron con la guitarra y la voz, otros con menos talento musical pero cuando menos rítmicos estaban en las percusiones, los arrítmicos pero entonados pues solo con la voz y los que de plano ni voz, ni ritmo, ni ninguna gracia musical siempre nos queda la alternativa del “palo de lluvia” o la “celesta”.

A mediados de septiembre el coro ya tenía aspecto de tal y entonces surgió la idea ¿y si participamos de nuevo en el concurso de villancicos del seminario conciliar?, pero hacían falta tantas cosas, en verdad se veía como una misión imposible, lo primero fue comentarlo con la madre y para variar su respuesta fue contundente, 

-Hazlo, si Dios quiere que pase el pondrá las condiciones para que suceda y si no, pues le das las gracias de todas maneras, que tal que al final cambie de opinión- así que a mediados de octubre comenzamos a preparar al coro para su primera gran aventura, el primer logro como grupo. Valía la pena intentarlo.

Un villancico básicamente es un canto popular con un ritmo y melodía pegajosa que en palabras sencilla hable del misterio del nacimiento de Jesús, después de varias explicaciones, entendieron ese misterio y tengo que confesar que de paso, con sus reflexiones yo también comprendí algunas cosas de ese maravilloso misterio que es la natividad del señor. Finalmente una noche de noviembre logramos nuestro objetivo y salió el humo blanco. Habemus villancico, su nombre “El niño Dios no tiene un cobertor”, producto de las reflexiones de los habitantes del reino de malolandia.

Ensayamos y ensayamos, hasta durmiendo lo cantaban, los muchachos le pusieron empeño y creatividad. El seminario Conciliar nos recibió una vez más con mucho agrado y puso las condiciones para que participáramos y fue así que el coro de este centro penitenciario conformado por internos del modulo de castigados, participo en el aula magna del Seminario conciliar de san Ildefonso en la XXXIII edición del concurso de villancicos. Fue una grata experiencia estar con otros coros que seguramente como nosotros, habrán cocinado su villancico a fuego lento... en la siguiente entrega les contare como nos fue...

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