miércoles, 31 de diciembre de 2014

Año nuevo, carcajadas y zapatos buenos

Como digno colofón a nuestra participación en el concurso de villancicos del seminario, el sábado pasado hicimos una reunión en este centro de reinserción social, en ella participaron todas las personas que de alguna manera coadyuvaron en su realización y resultado, ahí estaban representados dignamente los poderes más importantes de nuestra comunidad.

Estaba el estado con las autoridades de este centro penitenciario, la iglesia a través las autoridades del seminario conciliar y de la pastoral penitenciaria y también nos acompañó la sociedad civil con algunas de las personas que a partir de la compra de mis libros colaboraron para la realización material de esta celebración y a quienes invitamos para que dieran fe del resultado de su generosidad y compromiso con esta causa penitenciaria.

Fue una reunión sencilla, con ese calor de hogar que muchos de estos hombres no tuvieron, el objetivo, les explicamos a los visitantes poco antes de que llegaran los festejados, es compartir nuestro genuino interés por lo que están haciendo y reconocer que este es el camino correcto si quieren reinsertarse de manera sana a la sociedad que ofendieron con sus actos.

No hubo templetes, ni presídium, tampoco aplausos dirigidos o discursos triunfalistas, los participantes representaron a sus instituciones siendo ellos mismos, mostrando su lado bondadoso, cálido y genuino, charlas uno a uno, sin promesas o falsas expectativas, solamente el honesto interés por saber que te paso y la enfática recomendación de que sigas adelante en tu proceso reinserción, al final cada representante de cada institución tomo la palabra y de forma clara y trasparente expreso su sentir, el estado ratifico el compromiso de continuar la tarea que le toca y por la que le pagan, la iglesia hizo un sincera y emotiva oración en la que todos participaron independientemente del culto que profesaran y la sociedad civil a través de mi madrina que representaba a todas las madres de mis compañeros comprometió su interés y deseo por apoyar todo el esfuerzo que llevara a que ahora si “se porten bien”

Cuando ya casi terminaba el evento y antes de que todos se fueran despidiendo, comenzaron los abrazos y las felicitaciones por el año que termina y por el deseo genuino de que el próximo año sea como tenga que ser, pero que no falte un solo día, ni la salud ni la fe.

Después que todos se fueron, nos quedamos los internos arreglando y limpiando el lugar, todos comentaban muy emocionados como les había ido este año que termina y cuales habían sido sus principales éxitos y como se sentían por ello.

Y es que estimado lector el final de cada año siempre es una mezcla de sentimientos encontrados, algunos son de alegría y satisfacción por los logros obtenidos, otras más son de frustración y coraje por las cosas planeadas y por alguna razón no concretadas y por supuesto están también los sentimientos de melancolía y tristeza por las personas que durante el año se despidieron de nuestras vidas, ya sea por que fallecieron o porque sencillamente se alejaron de nosotros.

Además el final de cada año es también ese momento preciso en el que toca hacer el recuento de las risas y de las lágrimas, de las pequeñas experiencias que fueron construyendo el año y de las arrugas y canas que nos fueron saliendo como este pago que le hacemos a la vida por la madurez y la sabiduría adquirida en 12 meses más de existencia.

El final de cada año es la oportunidad de tomar todas las enseñanzas, los tropiezos, los momentos hermosos y también los difíciles para transformarlos en experiencia útil que nos permita continuar la vida de la mejor manera que nos sea posible, transitándola siempre un día a la vez.

Estimado lector aprovecho este espacio y toda la experiencia adquirida durante este año a través de cada tropiezo y por supuesto cada éxito, para compartirte mis dos deseos para el año que está a punto de iniciar.

Primero te deseo tengas unos buenos zapatos, sólo con unos buenos zapatos es posible escuchar los propios pasos y así no repetir los errores de un camino que ya andamos, además unos buenos zapatos ayudan a creer que no pasamos por la vida sin dejar huella.

Mi segundo deseo es que construyas una enorme colección de risas y carcajadas, pero de esas, las que sacan lágrimas, porque esas serán siempre la mejor garantía de que estas viviendo pleno y feliz.

Que tengas un excelente año 2015, que tengamos la sabiduría y la madurez para sacar todo lo bueno que traiga… Que así sea…

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