jueves, 25 de febrero de 2016

Aquí hay seres humanos

El pasado miércoles hubo gran algarabía entre la comunidad católica del centro de reinserción social, el grupo de la pastoral penitenciaria en coordinación con la dirección de este centro penitenciario organizaron e invitaron a todos los internos a una reunión para ver en la televisión y posteriormente comentarla, la visita que su santidad el Papa Francisco haría al Cereso número tres de Ciudad Juárez.

Reunidos en la biblioteca más de 100 internos esperábamos con gran expectación escuchar a un hombre que desde que inició su pontificado se ha distinguido por su agudeza e inteligencia así como por una honesta claridad en sus palabras. Cabe destacar que durante toda la visita que realizó a nuestro país refrendo estas características en cada uno de sus discursos.

En punto de la hora señalada inicio la trasmisión, los presentes observamos la llegada, los saludos iniciales y todas las formalidades protocolarías, “el muñeco de nieve”, un interno obeso y cabezón, que además tiene un cuello corto comento: –pero que aburridas y sin sentido son todas esas cosas, ¡queremos escuchar que hable!-, los demás compañero estuvieron de acuerdo, pero son cosas inevitables. Mientras tanto el Papa Francisco paciente escuchaba, sonreía, saludaba y no dejaba de observar a los asistentes, como si algo se trajera entre manos.

Como parte del programa una interna tomo la palabra, en ese momento la biblioteca quedo en el más absoluto silencio, de alguna manera esta buena mujer hablaba por todos nosotros, -“el iguano” dijo – ¿que habrá pensado cuando le dijeron que ella era la elegida para dirigirle unas palabras a el Papa?-, el “chivo” continuo la reflexión -y cuando se sentó a escribir esas palabras.-

El director que estaba al fondo del lugar, soltó una pregunta con toda la intención de buscar la reflexión, como el profesor que es, -caballeros ahora piensen: si ustedes hubiesen tenido esa oportunidad, ¿qué le dirían la papa?, hagan ese ejercicio hoy en la noche antes de dormir, pregúntense ¿si yo le tuviera que dar un discurso al papa, qué le diría?- la concurrencia se quedó pensando.

En la televisión resonaba la voz de la interna y en ella, estoy seguro se reflejaba también la voz de la mayoría de los internos penitenciarios, le agradecía al papa su visita y le pedía sus oraciones para las familias de todos los presentes pero sobre todo le pedía por las personas que lastimamos directamente con nuestros actos, rematando con una frase que representa precisamente nuestro grito silencioso, ese que no se dice porque nos da vergüenza hacerlo y porque sentimos que no lo merecemos -aquí vivimos seres humanos-

El Papa Francisco escucho con atención, se levantó, se acercó al micrófono mirando a cada uno de los internos, pero sus palabras no iban dirigidas hacia ellos eran para cada una de las autoridades que tienen bajo su responsabilidad la tarea penitenciaria y les dijo con voz firme y franca tres conceptos para que normen y amplíen sus criterios en términos de reinserción social

1.- A veces pareciera que las cárceles solo proponen incapacitar a las personas a seguir cometiendo delitos, pero no promueven verdaderos procesos de rehabilitación que permitan atender los problemas sociales, psicológicos y familiares que llevaron a una persona a determinada actitud delictiva.

2.- La reinserción no comienza en las paredes de los centros penitenciarios, sino en las calles de la ciudad. Necesitamos un sistema de salud social que procure generar una cultura que actúe y busque prevenir aquellas situaciones, aquellos caminos que terminan lastimando y deteriorando el tejido social.

3.- El problema de la inseguridad no se agota solamente encarcelando es necesario intervenir afrontando las causas estructurales y culturales de la inseguridad que afectan a todo el entramado social.

El pontífice termino su intervención con palabras directas para los internos ahí presentes y para todos los que lo escuchaban en los diferentes centros penitenciarios del país, dijo con una calidez que enternecía hasta al más duro de corazón -…porque quien ha sufrido el dolor al máximo, y que podríamos decir experimentó el infierno, puede volverse un profeta en la sociedad. Trabajen para que esta sociedad que usa y tira no siga cobrándose víctimas- el Papa nos daba una tarea y a muchos esa reflexión los hacían sentir útiles y con una responsabilidad social a pesar de sus actos pasados.

Estas palabras expresada por el vicario de Roma tiene mucho más eco en estos momentos, dados los últimos acontecimientos que se han suscitado en otros centros penitenciarios de nuestro país y que con toda seguridad llevara a nuestras autoridades a tomar acciones concretas. En los siguientes días estimados lectores, esperamos dentro de los centros penitenciarios, incluido el nuestro, la implementación de medidas más restrictivas en nuestra vida cotidiana. 

Finalmente el santo padre se despidió pidiendo que rezáramos por él. El representaste de la pastoral nos invitó hacerlo para terminar la reunión, todos bajamos la cabeza y cerramos los ojos. Pedimos porque continúe su tarea pastoral y aprovechamos también para pedir por todas nuestras autoridades penitenciarias tanto estatales como federales para que tengan la sabiduría y buen juicio de considerar las reflexiones del pontífice para poder tomar las decisiones más justas, porque como dijo nuestra compañera juarense. Aquí hay seres humanos…que así sea…

martes, 9 de febrero de 2016

Dando una última oportunidad

…Abraham, el interno penitenciario que es nuestro especialista en temas de geriatría y tercera edad, decía en una charla al resto el grupo -Es curioso pero por vanidad, por conveniencia, por costumbre o por lo que sea, las personas generalmente ocultan su edad, al punto que preguntar por ésta ha llegado a considerarse como una falta de educación e incluso como una ofensa, sobre todo cuando se trata de mujeres. Sin embargo no podemos negar que la población de personas de la tercera edad va en aumento en nuestro país. Según el instituto nacional de las personas adultas mayores (INAPAM) se toma como edad para ser adulto mayor a la persona que cuenta con 60 años de edad o más, pero que una persona podrá ser clasificada dentro de este rango, siendo menor de 60 años y mayor de 55, cuando sus condiciones de desgaste físico, vital y psicológico así lo determinen. Hace unas semanas el secretario de Desarrollo Social, (Sedesol) José Antonio Meade Kuribreña expresó que uno de los principales retos rumbo a 2020 será mejorar la calidad de vida de los adultos mayores que serán 14 millones, 10 por ciento de la población. Ya que por múltiples razones la expectativa de vida ha aumentado. Imaginen caballeros, que según datos del mismo INAPAM la esperanza de vida en años para los mexicanos después de cumplir los 60 es de 20.9 para los hombres y de 22.9 para las mujeres-.

Abraham continuo, -Ahora bien, según los datos que hemos recogido de manera empírica tenemos aproximadamente 150 internos que entran en esta clasificación de la tercera edad, si este programa que vamos realizar pretendemos que sea consistente y estable, necesitamos ir avanzando poco a poco, no podemos iniciar con todos -Álvaro, el integrante de mayor edad en el grupo tomo la palabra y dijo –puedo hablar como representante de mis congéneres porque entro en la clasificación, tengo 59 años pero ya estoy como para ser overjoleado- era cierto Álvaro parecía de 70 años, con una historia para escribir un libro, -porque no seleccionamos a los 25 internos de más edad, iniciamos con ellos y vamos aumentado el numero conforme tengamos más voluntarios- su propuesta fue aprobada por unanimidad. La fecha de inicio para el programa de “Asistencia integral al abuelitos penitenciarios” fue el pasado domingo 31 de enero, tiene especial trascendencia porque además con esta actividad comenzamos también la iniciativa para desarrollar voluntarios en nuestra asociación “el camino que va de regreso”. 

Hasta el año pasado éramos un grupo de internos que trabajábamos para nuestra comunidad apoyados por benefactores que creen en nuestra causa, con este programa de abuelitos penitenciarios, integramos inicialmente al primer grupo de 12 voluntarios que entran a este centro penitenciario a donar su tiempo y a desarrollar un trabajo integral con personas de la tercera edad con objetivos medibles y cuantificables, dándole de esta manera valor y seriedad al trabajo voluntario. Pretendemos al final de un periodo de seis meses, evaluar nuestros avances con este grupo que es considerado como el más vulnerable de toda la población penitenciaria. 

Cuando le presentamos el proyecto al Director de este centro, nos miró complacido, nos cuestionó hasta asegurarse que era un programa serio y responsable. Hay que reconocerle que es producto de su esfuerzo para procurar las condiciones de tranquilidad y armonía en este lugar, que podemos con toda confianza invitar a personas de la sociedad civil a participar en ellos sin que corran ningún riesgo.

Finalmente llego el día esperado, la cita fue a las 11:00 de la mañana, en la biblioteca de este centro penitenciario, les describo la escena: 25 hombres entre 66 y 83 años, la mayoría de ellos olvidados por sus familias, algunos con sentencias largas y con poca expectativa de salir vivos de este lugar, platicando animadamente con doce voluntarios, contándoles sin ninguna pretensión sus vidas, tropiezos, éxitos, sentimientos y las cosas de las que se arrepentían. Se escuchaban en la algarabía frases como –si pudiera retroceder el tiempo…- -… tengo tres hijos y ninguno me viene a ver-… -…fue por culpa de mi nuera, ella se quería quedar con mi casa y por eso me acuso…- -tengo cataratas, casi no veo, pero está difícil que me operen, nadie de mi familia puede hacer los tramites…- -…hago unas bolsas de hilo de hamaca y con eso me ayudo…- cada uno contaba sus preocupaciones y las cosas que los inquietaban. Los voluntarios escuchaban atentos, probablemente pensando las cosas que aún estaban a tiempo de no hacer. Después compartimos con ellos la comida y les entregamos despensas con artículos de higiene personal que obtuvimos como resultado de las donaciones que nuestros benefactores nos hicieron en el del mes de diciembre. 

Estimados lectores, pretendemos ayudar a hombres que por su condición ya no pueden valerse por sí mismos y a quienes sus familias han olvidado y abandonado probamente como consecuencia de la vida que les dieron. Si quieres saber más de lo que hacemos y unirte de alguna manera a este esfuerzo visita nuestras redes sociales: twitter @elcaminoqvade y Facebook el camino que va de regreso o ponte en contacto con nosotros al teléfono 9992 006007 con nuestra presidenta de la asociación la Sra. Irma Hernández

Mi abuela decía que Dios no castiga, la vida se cobra y con ellos he podido comprobar que esta frase es absolutamente cierta, sin embargo este esfuerzo conjunto de la asociación, voluntarios, internos y directivos de este centro, intenta hacerles sentir que aun a pesar de su edad y condición aún pueden tener una última oportunidad. Que así sea…