martes, 13 de mayo de 2014

La familia: una pintura llena de matices


Domingo por la mañana, el comedor del modulo en el que vivo en el centro de reinserción social, 
 todo es bullicio y algarabía, es el día de la visita 
 familiar, distribuidos en las mesas, se pueden observar diferentes escenas tan peculiares como distintas entre sí y que dibujan lo que es la familia en estos tiempos complejos
En primer plano los “pachones”, una familia entrañable y regordeta, papas e hijos, la mesa repleta de cualquier cantidad de viandas, no son gordos por aire, el hijo mayor es una copia fiel del papa, todos hablan, comentan, discuten, se ríen, en la mas franca camaradería, claro sin dejar de comer….todo el tiempo.
En otra mesa, estaba el “barbas”, un muchacho de unos 25 años, que había tenido la desgracia de caer en la problemática de la farmacodependencia y luchaba por salir de ella, junto a él, sus tres hermanos, regañándolo por turnos, reclamándole su actitud y lo que había hecho sufrir a su madre y a ellos con su conducta, pareciera que buscaban purgar sus propias acciones malas, dándole una buena reprimenda al hermano descarriado, ¿en la mesa?…absolutamente nada.
¿Pero qué es la familia por definición?, sino ese conjunto de personas que tienen en común el apellido y esa antigua idea de la consanguinidad. Sin embargo en términos prácticos, la familia se vuelve las personas con las que vas creciendo, compartiendo tu vida y en las que vas confiando, tus hermanos al final son quienes están contigo precisamente en el momento en que lo necesitas, no antes, no después. Algunos tienen la fortuna de que esto sea con quienes comparten estos lazos de sangre, pero algunos no, es entonces cuando se da este fenómeno de la familia que se construye a partir de la vida misma.
….¡Finalmente lo conseguimos!, vencimos al dragón verde, a ese de los ojos saltones y grandes colmillos, que se llamaba “miedo a las alturas”, así que ya podíamos bajar del árbol donde nos habíamos subido a rescatar a la princesa de nuestra aventura, la cara de Ricardito era de la de un guerrero victorioso regresando de la batalla, corrió a los brazos de su mama a recibir los cariños que corresponden a semejante hazaña, ¡Mi tío Beto me ayudo a vencerlo!, gritaba emocionado, empuñando un palo que para él, era la misma “excalibur”; sus papas me miraban mitad agradecidos, mitad enfadados por inducir a su hijo a semejante imprudencia –¿Que tal que se hubieran caído?- me reprochaba mi amiga, mientras me guiñaba un ojo.
…-Pero Tío Beto, es que de verdad lo quiero mucho, pero si se lo cuento a mis papas me matan!-, sentados en las gradas del campo de futbol, platicaba con la hija de uno de mis más fieles y leales amigos, ya tenía 19 años, la había visto crecer, cuando ingrese al cereso ella apenas era un niña, ahora estaba hecho una mujer y me contaba sus secretos y preocupaciones
Realmente no somos sus padres pero a veces a falta de los nuestros, los aprendemos a querer como hijos, nos vamos convirtiendo en sus cómplices y confidentes, porque hay cosas que sabemos, nunca le dirían a sus papas, pero que a ti si te confían, ¿te ha pasado?
Buenos amigos que con el paso del tiempo se volvieron hermanos, a partir de gestos solidarios en los momentos difíciles o de sonrisas transparentes y sinceras en tiempos de alegría, que se vuelven familia por estas “adopciones simbólicas”, porque han tomado a tus padres como suyos y viceversa. Tus padres los aprecian y aconsejan como si fueran sus propios hijos y donde no falta el abrazo lleno de fidelidad y lealtad, las palabras de aliento que invitan a la fe y a la perseverancia en las viejas convicciones, muestras una y otra vez de la hermandad que ahora los une.
La familia deja de ser solamente la consanguinidad y el apellido común, lo rebasa y trasciende hasta convertirse en relaciones que son una acuarela llena de matices.
Para aquellos que han convertido su familia consanguínea en los amigos que acompañan la vida, o para aquellos que transformaron a los amigos que acompañan la vida, en su familia, hoy es el día de hacer un reconocimiento a esta maravillosa pintura que la vida nos regala…

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