lunes, 19 de mayo de 2014

Amar cuando menos lo merezca, ¿porque es cuando mas lo necesita?

En las relaciones humanas las personas se mueven por motivaciones a veces incomprensibles para la razón, pareciera que los sentimientos y las emociones tienen su propio lenguaje, que es el de la fantasía y los cuentos de hadas, uno de estos cuentos es el que presento en estas líneas, surgió de una plática informal con los compañeros del  modulo en el que vivo, en el Centro de reinserción social y que en esta ocasión versan sobre: ese extraño proceso de como siendo un apuesto príncipe, te conviertes en un repugnante sapo, ante la incrédula mirada de quienes te quieren, aprecian y respetan 

Sábado por la noche alrededor de una mesa del comedor, mientras pasaban una pelea de box “el Bin laden” tallaba muy ufano un corazón de madera, -¿Para quién es?- pregunto curioso la “mosca”, -para mi princesa, es para regalarle- contesto sin levantar la vista, mientras se acicalaba la larga barba gris que tenia y que daba origen a su mote, -lo nuestro ha sido un verdadero cuento fantástico-, dijo en un suspiro sin dejarse la barba, la historia de la princesa que convirtió a un sapo en príncipe- -¡pues cuéntalo! Dijeron varios a coro, así que sin más, comenzó su historia, a lo mejor la mía propia, la de muchos de los que aquí estamos, así sin quererlo ni premeditarlo.

 Había una vez, en algún lugar, en un tiempo indeterminado, un príncipe que tenia su reino, su princesa y sus herederos, la princesa estaba completamente enamorada de el, para ella no existía en el mundo algún hombre mas guapo, educado, caballeroso y gentil que pudiese opacar todos los atributos que tenia su consorte, por el, estaba dispuesta a dar todo, lo cuidaba y procuraba como a nadie, finalmente era su príncipe, el que le dijeron desde pequeña, que llegaría montado en un corcel blanco para desposarla y hacerla feliz para siempre-. -¡Como en los cuentos de hadas! - exclamo emocionado “la chela” –pero la vida no siempre es un cuento de hadas- interrumpió “el zurdo”, el cuento prosiguió, había captado la atención de estos hombres duros y rudos con los que la vida no había sido muy benévola. -Un día el príncipe comenzó a tener un extraño comportamiento y ante la mirada atónita de su amada se empezó a transformar en el más repulsivo sapo, sus acciones eran malas y por cada una de ellas su aspecto desagradable aumentaba, llego el momento en que la comunidad decidió expulsarlo y enviarlo al pantano con otros, que como él, se habían convertido por distintas razones en repugnantes sapos-, los escuchas nos mirábamos entre nosotros, pensando en los delitos por los que veníamos y que tan repulsivos nos veíamos -¿y que paso con la princesa?, dijo preocupado chucho; -Pues habían opiniones encontradas en el reino- continúo - algunos aconsejaban a la princesa que lo dejara a su suerte en el pantano, otros más que buscara a un nuevo príncipe que la hiciera feliz, y los menos aconsejaban que se mantuviera con el repugnante sapo, porque podría convertirse de nuevo en príncipe-.

En ese momento se respiraba en el ambiente un silencio abrumador, observaba las caras de los presentes, ninguno estaba en este lugar, todos viajaban a sus propios reinos, con sus propias princesas en sus propios cuentos, cada uno recordando lo vivido.

Estaban a los que sus princesas los habían abandonado, justo castigo por haberse convertido en un sapo tan repugnante, habían también los que supieron que sus princesas prefirieron buscar otros príncipes y comenzaron otras vidas, y sin embargo, también estaban las princesas que se habían quedado, las que habían abrazado al sapo con la firme convicción de que su amor y paciencia rompería el hechizo en el que se encontraba y se transformaría de nuevo, porque vieron que mas allá de su repugnancia se encontraba aquel príncipe del que un día se habían enamorado. –Y en este cuento ¿que paso con los sapos que perdieron a sus princesas para siempre, se quedaran como sapos toda la vida?- pregunto el “pecas”, quien por su expresión parecía uno de ellos, -¡Por supuesto que no!- contesto bruscamente “Bin Laden”, levantando la mano para llamar la atención de todos, -Los sapos por mas asquerosos y repugnantes que sean, si se arrepienten de sus malas acciones y trabajan duro para mejorar, seguramente alguna princesa se fijara en ellos y entonces…. podrán regresar a ser apuestos príncipes, si no mírenme a mi-

Las carcajadas y los chiflidos no se hicieron esperar, todos en el comedor del modulo comentaban, reían y se burlaban del hombre, algunos le hacían caravanas y reverencias, era su manera de expresar su aprobación; en algunos rostros se miraba, el agradecimiento a sus princesas que seguían creyendo en ellos y que a pesar de ser sapos, esperaban pacientes su transformación, en otros la esperanza de poder empezar el extraño proceso de convertirse en príncipe ante la incrédula mirada de quienes los quieren, aprecian y respetan
Vaya pues esta reflexión surgida desde el pantano de los más repugnantes sapos que luchan cada día por salir del hechizo. Y piensa si cuando tu príncipe o princesa se esté convirtiendo en sapo o en rana,¿ vale la pena amarla más?, ¿aunque no lo merezca?, porque seguramente es cuando más lo necesita. 

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