lunes, 30 de junio de 2014

Construyendo una persona sin cera


Durante el Renacimiento, los escultores españoles que cometían errores mientras tallaban estatuas de mármol, disimulaban sus defectos con cera, por lo que una estatua que carecía de defectos y, por lo tanto, no necesitaba retoques era alabada como una “escultura sin cera”, lo que hacía que se incrementara su valor artístico y monetario.

Miguel ángel Buonarotti, aquel gran escultor y pintor italiano que vivió precisamente durante el renacimiento, cuando tenía ante el un gran bloque de mármol, decía que lo único que había que hacer era quitar lo que no servía, porque dentro de ese bloque estaba lo que debía de haber, la escultura misma, así que su trabajo solamente consistía en retirar los pedazos de mármol que no le servían y sorprendentemente al hacerlo, poco a poco iba apareciendo su obra. ¿Imagina estimado lector, trabajos magníficos, hechos con tal perfección, como la Piedad, el Moisés o el mismo David, siendo creados utilizando este pensamiento?

Durante los once años que llevo viviendo en el centro de reinserción social, he apoyado en los aspectos psicológico y espiritual a muchos seres humanos con los que tengo en común, que tenemos un sinfín de defectos y cada día en la que hemos trabajado juntos, la consulta se termina pareciendo más al taller de alguno de aquellos antiguos maestros escultores del renacimiento, que a un lugar donde se da terapia.

Curiosamente con el paso de los años me he dado cuenta que el trabajo con las personas se parece mucho a lo que hacían estos maestros con sus obras y es que los seres humanos somos muy parecidos a esos bloques de mármol con los que ellos trabajaban.

En cada persona que acude buscando consejo, uno mira más bien, esculturas llenas de cera, que ciertamente cubren sus defectos para aparentar que están bien, pero que sin embargo lo único que hacen es evitar que ellos puedan verse como las personas que realmente son.

Se mira también, esculturas aun inconclusas, en donde aún existe mucho mármol que no les sirve, que no se les ha quitado, que aun esta con ellos, con el que además cargan y que les impide descubrir cómo quedaría la obra completa.

En este orden de ideas, la consulta se vuelve entonces, una labor de identificar dos cosas: la primera es, ¿cuáles son los defectos que las personas fueron cubriendo mientras crecían? Y que para ellos resultaron defectos tan graves que hubo que esconderlos para que nadie los descubriera y pudieran aparentar lo que no eran.

La segunda cosa a identificar es: el momento en el que dejaron de formarse como seres humanos, ¿cuándo decidieron que como estaban era correcto y por lo tanto así debían quedarse?, sin darse cuenta que al hacerlo se quedaban con muchas cosas que no les servían, con lo que su vida se volvió más pesada y además aún no han podido descubrir cómo son a ciencia cierta, como quedaría la obra cuando esté totalmente terminada.

En el centro de reinserción social trabajamos con personas que ofendieron a la sociedad con la que vivían, lo hicieron a tal punto que tuvieron que ser castigados por las leyes de los hombres con lo que se conoce ahora por los nuevos teóricos de la reinserción social como “la terapia en cautiverio”, que no es otra cosas que la idea de que al separar a una persona de su comunidad y enseñarle nuevos modelos de conducta utilizando como herramientas: la educación, el trabajo y el deporte, podrá ser reinsertado en un tiempo determinado a su misma comunidad con la certeza, que si no absoluta si cuando menos grande, de que podrá vivir respetando las normas de convivencia y urbanidad social.

Es por esto que al trabajar con ellos utilizando y explicándoles esta metáfora de las esculturas inconclusas y de la cera que cubre sus defectos, los ayudamos a que entiendan el porqué de sus conductas desadaptadas, apoyando su reinserción a la sociedad como personas más sanas y con la convicción de que pueden cambiar y ser mejores.

Los seres humanos buscamos con vehemencia a lo largo de nuestra vida, la perfección, ser una persona sin defectos, conseguirlo no es cosa fácil, en mi experiencia profesional he observado que no existe nada más difícil y complicado que reconocer nuestros defectos, pareciera que nos aferramos a esa cera que le pusimos para cubrirlos y la hacemos parte de nosotros.

La gran tarea será siempre la de reconocerlos y trabajar con ellos, además de recordar siempre, que dentro de cada uno esta lo que tiene que haber, solo es cuestión de quitar lo que no nos sirve y construir una persona sin cera…Que así sea

1 comentario:

  1. perder la libertad estar en un cito que para cualquier la do que mires hay siempre barrotes o candados,es un castigo que es para no repetir,el desastre que causamos,pero personalmente creo que lo peor es tener su propia cárcel en la mente pues siempre esta llena de todas las clases de pensamientos y nunca esta libre solo con la muerte,y lo mas difícil es morir cuando uno quiere

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