jueves, 5 de junio de 2014

Felicidad y medianía de vida

Cuando entras en la medianía de la vida, sufres esto que conocemos como la crisis de los cuarenta, una crisis que fundamentalmente te lleva a evaluar lo que ha sido tu vida hasta este momento, es el tiempo donde se cuestionan creencias, relaciones afectivas, aptitudes, habilidades laborales, etc. Para muchas personas esta evaluación de vida resulta también, una especie de liberación personal. 

La semana pasada un grupo de los que “padecemos esta crisis” tuvimos en el centro de reinserción social un trabajo de reflexión personal, ahí, los compañeros hablaron de sus emociones, de sus creencias y sobre todo de su fe. Expresándose con sinceridad y diciendo cosas muy fuertes. 

Al final para muchos de ellos la sensación es la de quien ya no tienen nada que perder, pareciera que llegar a esta edad, te da la libertad para poder señalar lo que a tu juicio no es correcto, sin esta presión y compromiso que representa tener que quedar bien socialmente

Reflexiones y confesiones se dieron a lo largo de todos los ejercicios que se realizaron, algunos eran sobre los matrimonios fallidos, producto de malas elecciones a la hora del noviazgo y de la falta de valor de alguna de las partes o de las dos, para poder decirle al otro que a pesar del tiempo de relación como novios, se han dado cuenta que no se quieren casar y que sucumben ante la presión familiar y social para tener que hacer algo que con honestidad no quieren.

Otros eran sobre los hijos, que debido a la falta de información real y fidedigna y llevados más por las falsas creencias religiosas, se volvieron hijos no planeados y en muchos casos ni siquiera deseados, transformando la paternidad en un camino permanentemente cuesta arriba.

Se hablo de la fe en Dios y de los diferentes cultos. De cuanto te ayudaban para ser una mejor persona, a través de realizar actos buenos hacia los demás y de llevar una vida apegada a los principios y mandamientos que enseñaban.

Reflexionábamos acerca del respeto que tiene cada una de las personas que pertenecen a diferentes cultos, por sus instituciones y por sus dirigentes y que tanto estos se han convertido en verdaderos pastores de estas ovejas que cada vez cuesta más mantenerlas en el redil.

La conclusión fue que las dos armas que tienen estos dirigentes de los diferentes cultos religiosos para mantener a sus feligreses fieles a sus creencias y orientados hacia Dios, son el buen ejemplo cotidiano y la predica inteligente y preparada

Finalmente hablamos de un tema que a los cuarenta años se vuelve muy importante y fundamental, la felicidad y la plenitud de vida.

El “chino” me decía en uno de los ejercicios, -“Psicólogo” fui libre hasta los 10 años de edad, a partir de ahí comencé a vivir como los demás me decían, vestí como la moda marcaba y me comporte como la sociedad a la que pertenecía me determino, cumplí a cabalidad con cada uno de sus mandatos, me case en la edad que se debía, tuve hijos cuando había que tenerlos y me desarrolle profesionalmente donde me tocaba hacerlo, todo con el afán de estar pleno y realizado, de llegar a ser feliz, el error estuvo en que siempre quise serlo en los criterios de los demás, no en los míos- el “chino” hizo una larga pausa, como tratando de encontrar una justificación a su conducta, pero no la encontró, así que solamente suspiro largamente y movió la cabeza de un lado a otro. 

El “chino continuo -Ahora que tengo más de cuarenta años, pienso que por fin he logrado recobrar el control de mi vida y ahora soy yo quien pone los criterios de la felicidad, a pesar de que no dejo de pensar que perdí mucho tiempo en cosas vanas, me siento como si ahora comenzara a vivir de nuevo y aunque ahora pago una condena por mis actos absurdos y estúpidos, aun pienso que nunca es tarde para comenzar, ¿no creen muchachos?- termino volteando a ver a todos en busca de aprobación, que por supuesto consiguió en la sonrisa de complacencia de cada uno de los que participábamos del ejercicio.

Cuando llegamos a la medianía de la vida, descubrimos todas las cosas importantes que dejamos de hacer y también las que no son importantes pero que les hemos puesto más interés o les hemos dado un valor que no tenían.

En todos casos es posible recomponer el camino y dirigir nuestros esfuerzos hacia las cosas, emociones, sentimientos y conductas que en verdad nos edifican como personas convencidas que nuestra cuota de sufrimiento en la vida ya esta pagada y que es momento de ser feliz, haciendo felices a los demás…

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