jueves, 22 de enero de 2015

No saben, No pueden, No quieren

Una de las características más singulares de las personas con las que convivo en el centro de reinserción social del estado todos los días, desde hace once años, son las cosas que han visto, que saben y que conocen de primera mano porque estuvieron presentes o porque escucharon cuando se dio la orden y generalmente conocen a quien la dio. 

Con el paso de todos estos años de convivencia cotidiana, han desarrollado la suficiente confianza para contarme, muchas veces porque la culpa los atormenta, otras más como una manera de exorcizar sus demonios o porque en verdad tienen un genuino deseo de cambiar y ser mejores personas para sus familias.

Cuando lo hacen, generalmente están cobijados por el secreto profesional que implica la relación terapeuta-paciente, así que estimado lector lo lamento, pero este compromiso me obliga a no poderles platicar nada de lo que me fue confiado en consulta, pero en verdad, de las cosas que uno se entera.

Y es que sin proponérmelo he escuchado a muchos de los responsables materiales de los trabajos sucios de todos y todas, los conocidos y los que nunca salieron a la luz, porque no se deben de saber ni mucho menos conocer a sus autores intelectuales.

Por supuesto que la política ha tenido un apartado especial, me han contado anécdotas rojas, otras azules, algunas amarillas y un poco de verdes, finalmente todos, absolutamente todos, tienen algo de polvo que hay que meter bajo la alfombra o guardar en el armario, entiendo que esas son las reglas y para quien se quiere dedicar a este oficio de la política las tiene que aceptar. 

Definitivamente la idea de que hay algún político que no aprovecha su posición para hacer tratos con el fin de obtener algún tipo de beneficio personal es una tontería que se han sacado de la manga los que viven y gustan de no llamar a las cosas por su nombre. Porque para los políticos, la decisión es tuya, pero si quieres formar parte de su gremio, sin importar el color, o eres o no eres. Y si eres, entonces lo asumes con todas sus consecuencias y punto. 

Lo que en síntesis he sacado de todos estos años de escuchar a un sinfín de estos personajes que viven conmigo y que además si puedo compartir con ustedes sin violar el compromiso de secrecía, es que los políticos se pueden clasificar en tres perfiles muy claros, los que no saben cómo hacer su trabajo, los que no pueden hacerlo y los que no quieren hacerlo.

Ante la proximidad de las elecciones municipales, estatales y federales, los partidos políticos y sus candidatos están en plena preparación de sus propuestas con las que invitarán a la ciudadanía, para que los privilegie y elija su visión y proyecto como el mejor para Yucatán.

Pronto veremos los carteles, las frases y las promesas. Sería importante cuidar la cantidad que se hagan de estas, porque con tanto texto podría no caber la foto del candidato o la candidata y ya saben que sin las caras sonrientes, honradas y honestas de los políticos en carteles pegados por las calles, las campañas electorales no tendrían ni la mitad del impacto que logran.

Aunque esa imagen del candidato en plan Madre Teresa de Calcuta tiene el problema de que luego, cuando no cumplen lo que prometen, -porque les recuerdo que en la política eso a veces suele ocurrir-, uno puede decir, esto no venía en el promocional que me vendieron y entonces se decepcione, aunque cuando eso pasa, ya sea una vez más, demasiado tarde. 

Así que en estas propuestas debemos reconocer y ver claramente diferenciado con honestidad si los candidatos saben, si pueden, pero sobre todo si quieren hacer las cosas y no podría enfatizar con más vehemencia este punto, porque finalmente si no saben, pues se les enseña, si no pueden, pues se les ayuda, faltaba más, pero si no quieren; si no quieren, entonces no hay mucho que hacer. 

Como comentamos líneas arriba, las propuestas aún están siendo desarrolladas por los candidatos y sus equipos, por lo que este es el momento de decir cada uno, desde sus comunidades con sus problemáticas particulares en la que no hay mayores expertos que ustedes mismos, como sugerimos resolverlas, que tal que nuestros candidatos reconozcan que no saben cómo hacerlo pero que con humildad quieran aprender. ¿Acaso no merecerían ser enseñados?, nosotros desde nuestra comunidad penitenciaria en próximas entregas hablaremos de las nuestras y haremos algunas propuestas, no sé, tal vez el ejemplo se contagie…Que así sea…

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