lunes, 19 de enero de 2015

La responsabilidad de juzgar

A lo largo de estos once años en los que he vivido en el centro de reinserción social, una de las inconformidades más recurrentes entre los internos, es la poca o nula interacción con el juez que conoce su caso.

Son muchas las dificultades y complicaciones burocráticas que se interponen entre el acusado y el profesional que tiene a su cargo la impartición de justicia pronta y expedita como lo marca la constitución de nuestro país, para poder ser sencillamente escuchados por este.

En muchos de mis pacientes, uno de los principales generadores de angustia y estrés es el no poder presentar su caso, dar sus argumentos, explicar sus razones. Teniendo todo que ser a través de abogados, por escrito y en un lenguaje rebuscado y especialmente complejo, solo para iniciados.

Generalmente después de la declaración preparatoria que dan cuando llegan al penal y en la que con un poco de suerte se encuentran presentes los jueces, no los vuelven a ver, en muchas ocasiones pueden pasar varios años para que finamente les llegue la sentencia y que cuando es condenatoria se da el caso de que el interno y el juez que la determino, pudieron nunca haberse conocido ni siquiera de vista.

Estimado lector esto no es una cosa menor, hablamos de la persona que decide que sucederá los siguientes años de su vida, con la libertad, el patrimonio, la reputación y el buen nombre de un ciudadano consignado por el ministerio público 

Ante ello uno no puede dejar de preguntarse ¿Quiénes son estos buenos hombre o mujeres, que tienen esta, a veces nada grata responsabilidad de determinar el futuro de las personas?, ¿quién los elige?, ¿con base en que perfil académico y psicológico?

Como se mide la capacidad, la productividad y la eficiencia de un juez de primera instancia, ¿acaso es por la cantidad de sentencias de culpabilidad que otorga o es más bien por las absolutorias?, ¿Qué pasa con Un juez cuyo mayor porcentaje de sentencias son favorables para la parte acusadora?, ¿tenemos ante nosotros a un profesional ejemplar y justo que está desempeñando con eficacia la labor que la sociedad le confirió?

Finalmente ¿qué sucede con los jueces que sistemáticamente están emitiendo sentencias de culpabilidad a ciudadanos que son consignados por el mismo delito?, ¿no sería esto un síntoma de que el juez se intoxico y está siendo ya poco objetivo?

Un dicho muy común entre los internos de este centro penitenciario, es el de que en nuestro estado no importa tanto lo que hiciste, lo verdaderamente importante es a quien se lo hiciste. Esta idea surge al descubrir lo dispar en años de sentencia que les dan a quienes cometieron el mismo delito con las mismas características y en donde la única diferencia objetiva, es la trascendencia social o política que tienen las personas que demandan justicia. A mayor trascendencia más años de sentencia

Todos estos planteamientos y cuestionamientos estamos seguros que se resolverán con los nuevos juicios de oralidad, que precisamente buscan tener este contacto con la parte acusadora y el acusado en igualdad de circunstancias y que además se enfocan claramente en propiciar arreglos entre las partes, de tal manera que nos acerquemos a una justicia más real y objetiva para todos.

Además permitiendo que las audiencias sean públicas, será una manera de que la propia ciudadanía evalué la objetividad, imparcialidad e inteligencia del juez que dirige estos nuevos juicios de oralidad al emitir su fallo.

En estos juicios no solo se determina la culpabilidad o no del consignado si no también evalúan la manera en que la fiscalía cuida las formas en la presentación del caso, si lo hizo a través del primer precepto del nuevo sistema de justicia penal que es el “Respeto al debido proceso” y si llego a algún tipo de acuerdo con el acusado en el caso que este, haya asumido su responsabilidad desde el principio.

Así mismo en estos jueces estará la responsabilidad de velar porque el segundo precepto del nuevo sistema de justicia penal se pueda hacer valer también, este es “la presunción de inocencia”, Esto significa que sin importar quién te acuse, quien eres o que dicen que hiciste, el juez siempre estará firme en la posición de “Los ciudadanos acusados son inocentes hasta que se pruebe más allá de toda duda razonable lo contrario” y siempre privilegiando la verdad.…que así sea..

No hay comentarios.:

Publicar un comentario