miércoles, 9 de julio de 2014

Una profunda platica con Dios


–”Psicólogo”, ¿cómo crees que sea mi reencuentro con Dios cuando esté en libertad?, ¿Qué le diré?-…

Eso me preguntaba mi amigo "Nacho” hace algunos años, en el centro de reinserción social del estado, durante las noches en que nos sentábamos a contarnos cuitas y a tejer sueños sobre qué haríamos al estar en libertad, así que al tenerlo frente de mi seis meses después de que salió era algo que irremediablemente necesitaba saber, a si que sin más le pregunte, -¿“Nacho” y que paso con tu reencuentro con Dios?, ¿Qué le dijiste, cuando ya estabas libre?-

“Nacho” se quedo mirando el humo que salía de la taza de café y la mantenía abrazada con sus dos manos, evocando ese momento preciso, después de unas instantes, comenzó hablar, -En la noche del día que salí libre, después de la algarabía de mi familia por tenerme de nuevo con ellos, finalmente pude tener un momento de soledad, todos habían regresado a sus actividades cotidianas, es como si de pronto sintieras que tú te has acostumbrado a vivir sin los tuyos y los tuyos se han acostumbrado a vivir sin ti-.

-Aproveche esos momentos y fui a la iglesia de la colonia donde vivo, me parecía enorme y majestuosa, estaba vacía, acababa de terminar la misa de siete y la ofrenda de flores a la virgen, aun se sentía el olor a incienso y a flor de mayo, camine despacio por entre las bancas y me arrodille en la primera fila, levante la vista y ahí estaba, encima del altar, un crucifijo imponente. Tenia la misma mirada dulce del que está aquí en la capilla y al que le rece tantas veces, el Dios hecho hombre, muriendo por nosotros para pagar nuestros pecados, una frase que he repetido desde la niñez y que hoy cobra sentido-, En ese momento “Nacho" bajo la vista y sin dejar de mirar la taza, respiro profundo y comenzó a  repetir exactamente lo que habia dicho mientras estaba arrodillado aquella noche.

-Dios mío, hace diez años cuando entre a la cárcel, realmente no era una buena persona y hacia todo lo posible para no agradarte, pero entrar ahí me sirvió para hacer cuentas contigo, ya necesitábamos hacer un corte de caja, hoy entiendo tu amor y misericordia como algo que fortalece y da sabiduría en los momentos difíciles y no como un intercambio donde tu concedes favores y deseos y yo doy rezos y sacrificios, te pido perdón por todas las veces que te llame “Judío tacaño”, cuando perdíamos los recursos legales y no lograba la libertad después de pedirla con tanta devoción y de ofrecerte tantas oraciones y sacrificios, he descubierto que tus tiempos no son los míos, pero al final reconozco que los tuyos siempre terminan siendo mejores, te agradezco por todas las oportunidades de crecimiento espiritual que me diste, eso permitió que mi fe madurara y se transformara de un angustioso “Padre, ¿porque me has abandonado?” a un sereno y tranquilo “Padre, que se haga tu voluntad y no la mía”-

En ese momento “Nacho" se detuvo, la profundidad de sus palabras, lo había calado y lloraba en silencio, la transformación no es fácil en ninguna circunstancia, pero aquí es particularmente complicado dejarse y entregarse a la voluntad de Dios. Así estuvimos en un respetuoso silencio unos minutos, antes de que continuara, había comenzado a llover, era como si el cielo acompañara las lagrimas de mi compañero.

"Nacho" continuo conmovido -Reconozco mis faltas cometidas y te pido me permitas repararlas, si no con las personas a las que dañe, porque eso ya no fuese posible, en otras personas a quien en tu sabiduría decidas y me muestres-

Aquí "Nacho" se detuvo, levanto la vista y más tranquilo me platico que se había quedado ahí hincado en la iglesia casi por una hora, en una amena platica con Dios y que para concluir había pedido mucho por todos los inocentes que estaban en prision

-Termine haciéndole una promesa, te la comparto- me dijo sonriente y misterioso, -le prometí que le ofrecería todos los días, el tiempo que hice aquí, con sus alegrías y tristezas, con sus frustraciones y esperanzas, si ayudaba a estos inocentes que al final viven un proceso como el nuestro, con la diferencia que no son culpables del delito que se les acusa, aunque si son responsables por haber llegado hasta aqui,   Así que hice un trato con él para que los ayude-. Y terminando muy orgulloso pregunto. -¿Que te pareció nuestro reencuentro?-

Solo sonreí, ciertamente un encuentro  que había nacido del corazón de un hombre común y que reflejaba todo el proceso de transformación espiritual que había tenido, en tanto estuvo privado de su libertad.

 -Por otro lado “Nacho”, recuerdo que tu mami falleció mientras tu estuviste aquí- le dije con mucho cuidado, -¿Visitaste su tumba?, -Me vio fijamente y contesto con voz apagada, -Si, la fui a ver a los dos días que salí, fue una experiencia muy fuerte y conmovedora pero con mucha enseñanza.

Y esta estimados lectores, será una buena razón para encontrarnos una siguiente vez y con gusto platicarles esta experiencia…Que así sea.

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