miércoles, 11 de febrero de 2015

Recuerdos en latin y guayaberas

“Roma locuta est, causa finita est”, son las 6:30 de la mañana, es en el centro de reinserción social y me despierto con esa palabra, últimamente y como consecuencia de la edad, la madurez que le dicen o los recuerdos con sabor a nostalgia, me ha dado por recordar las clases de latín de la preparatoria, hay algo en esta expresión que me repiquetea en la mente, como una especie de premonición. 

Después del pase de lista, la rutina matutina que después de tantos años se ha vuelto completamente automatizada, baño, rasurado, vestirse, desayuno, un padre nuestro antes de salir y a las actividades diarias. En el camino a la consulta pienso en la evolución de esta plegaria que mi madre nos exhortaba a repetir antes de salir de casa. Durante la infancia era la repetición automática, mamá decía que había que hacerlo y simplemente se decía y punto, en la adolescencia se hacía con rabia y enfado, era el conflicto con todo lo establecido y además violaba mi derecho a creer en Dios o no, en la juventud solamente mueves los labios, era esta conclusión a la que llegas de decirle a tus padres lo que quieren escuchar y así evitar el sermón o el regaño, de adulto descubres que si no lo haces es como si faltara algo esencial en tu inicio del día y finalmente cuando tus padres han muerto, hacerlo significa hacer un homenaje diario y cotidiano, chiquito pero entrañable a su memoria y recordarlos con esa emoción que solamente se experimenta cuando ya no están físicamente pero tu insistes en mantener viva su imagen, sus frases celebres o sus dichos cotidianos. 

“Roma locuta est, causa finita est”, otra vez la expresión en latín tocando a la puerta de la memoria y pidiendo entrar, me doy por vencido y comienzo a traducir según los canones etimológicos aprendidos en la escuela, “Lo que roma ha decido”, eso significa la primera parte de la oración, la segunda tiene varias traducciones posibles, “caso terminado”, podría ser una de ellas, pero cuando se unen las dos no me hacen sentido. Las actividades, los pacientes y el trabajo concentran mi atención y me piden exclusividad, así que habrá que dejar mis inquietudes lingüísticas para otro momento. 

A media mañana, entra “Patito” para avisar que había visita de los jueces de ejecuciones y sanciones, quienes nos visitaban en compañía de las autoridades de la dirección de prevención, ejecución y reinserción social del estado, -Ya vinieron los de guayabera a visitarnos, a lo mejor y vienen a traer “mi libre”- nos decía emocionado. 

El ”patito” un personaje pintoresco y singular de este centro penitenciario, él no sabe su edad pero le calculamos como unos 25, es bajito de estatura y regordete, tiene retraso mental, además de un padecimiento psiquiátrico, sin embargo es muy servicial y atento, El personal del servicio médico lo ha “adoptado” y le traen ropa, artículos de higiene personal y comida y a cambio el ayuda con toda clase de encargos y mandados, “Patito” es lo que se conoce en la jerga jurídica como un inimputable, esto es, no es responsable de sus actos porque no tiene conciencia moral sobre ellos, así que se le debería entregar a un familiar que lo tome bajo su responsabilidad, pero como no tiene a nadie o al menos nadie de su familia ha venido a responsabilizarse de él, pues no se le puede dejar en libertad, hace 6 años que lo descubrieron orinando a media calle y fue consignado por el delito de “faltas a la moral y a las buenas costumbres del estado de Yucatán”, sin saber que al hacerlo lo estaban condenando a cadena perpetua, en fin, de esas curiosidades de nuestro sistema de justicia penal. 

-Nos vemos la próxima semana ya tienes tus tareas para hacer- le decía al “Castor”, al despedirlo de su consulta, -Claro Psicólogo, me voy apurar, quiero saludar a los de guayabera, a lo mejor estos si nos traen buenas noticias de esa ley que dicen que nos va a reducir sentencias, creo que estos ya son como los terceros jueces que vienen a visitarnos y no mas no se ve claro, nos vemos la próxima semana- cuando se fue me quede pensando que era cierto, desde junio de 2011 entro en vigor la ley de ejecuciones y sanciones con bombo y platillo y 4 años después, aun no se le reduce su sentencia absolutamente a nadie por tener buena conducta o se le buscan soluciones inteligentes a casos como el del “Patito” 

De pronto entro el “payaso” a su consulta -Buen día psicólogo, estaba llegando cuando me cruce en la puerta con los de guayabera, vienen dos muchachas con ellos, dicen que son las nuevas juezas de ejecuciones- me dijo con su tradicional forma de ser que daba pie a su apodo, -¿y que te parecieron?, le pregunte, -Pues como los anteriores que han venido, se ve que tienen buena intención y ganas, ahora hay que ver si tiene el carácter que sus antecesores no tuvieron para hacer que las cosas sucedan, si en verdad tienen un verdadero compromiso con la causa penitenciaria o si solamente vienen como los otros a utilizar el puesto para ascender en el poder judicial- finalizo su reflexión con un suspiro de renovada esperanza. 

Cuando termino la consulta del “payaso”, regreso mi recurrente pensamiento en latín y de pronto caí en cuenta de su significado, ““Roma locuta est, causa finita est”, significaba “Roma ha decidido es asunto concluido”, entonces lo relacione con los sucesos del día y entendí que para el poder judicial la verdadera tarea de este año será la de darle la autonomía a sus jueces de ejecución de sanciones para poder modificar las sentencias que han sido impuestas por los jueces y magistrados que conocieron los casos e impartieron justicia, porque de no hacerlo, la frase seguirá vigente y la utilidad de los juzgados de ejecución se seguirá cuestionando…Que así sea

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