sábado, 2 de agosto de 2014

Esta será la ultima vez

Durante todo el tiempo que he vivido en el Centro de Reinserción Social del Estado, con mucha frecuencia llegan internos nuevos, de estos, hay un grupo en particular que siempre me ha llamado la atención, son los reincidentes, personas que han ingresado en más de una ocasión y que tristemente han hecho del delinquir, un estilo de vida, este es el caso de un personaje al que se le conoce como “el pirata” por haber perdido un ojo en alguna trifulca callejera, lo he visto ingresar en múltiples ocasiones por delitos menores, me cuenta que tiene quince ingresos en sus 42 años de vida.

En alguna de sus “visitas” anteriores, se ha acercado a charlar conmigo, aparentemente arrepentido, diciendo -¿psicólogo, por que soy así? ¿Porque no puedo cambiar?- Al final de la charla siempre terminamos con "el pirata" prometiendo que será la última y conmigo poniendo una mano sobre su hombro, contestando -¡animo pirata!, seguro esta es la ultima vez-.

Podrán suponer estimados lectores, que cada vez que lo veo llegar, me embarga un sentimiento de sorpresa, decepción y por supuesto frustración profesional.

La semana pasada, “el pirata” hizo su aparición una vez más, cuando vi que se acercaba a mi con la intención de charlar, me escabullí, pretextando que tenia otras cosas que hacer, en mi interior pensaba que no valía la pena, que era una perdida de tiempo y que además de alguna manera sentía se estaba burlando de mi.

En esos momentos no pude evitar imaginar a mi abuelita, con su pelo blanco, sus grandes ojos grises y su voz cascada diciendo – ¡Niño!, cada vez que tengas una duda sobre qué hacer en tal o cual situación, piensa ¿qué haría Jesús en mi lugar?

Han pasado tantos años desde que escuchaba ese consejo, han pasado tantas cosas desde esos años de infancia, que ahora que somos adultos se nos hacen simplemente retazos de épocas mejores y más felices.

Sin embargo, que podía perder, finalmente era un ejercicio interesante que me recordaba mis convicciones más profundas, esas, las que te enseñan cuando inicias por el largo caminar que representa la vida.

Sin más, regrese entonces sobre mis pasos, me acerque a él con la buena intención de escucharlo una vez mas, “el pirata” me mira con el ojo que aun esta bueno, sonríe y una vez más me repite toda su cantaleta, mientras habla, por mi mente pasan los pasajes bíblicos que son las bases de mis creencias religiosas: “No he venido por los sanos sino por…” “ama a tu prójimo como…”, “hasta setenta veces siete…”, “el que esté libre de pecado que arroje…”,  

-Psicólogo- me dice “el pirata”con su voz ronca  que me regresa a la realidad -pero esta vez de verdad prometo que será la última- lo escucho, sonrío, pongo mi mano sobre su hombro y con la mayor sinceridad de la que soy capaz, le digo -por supuesto “pirata” estoy seguro que ésta, será la ultima vez-...



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