miércoles, 1 de julio de 2015

Dando el siguiente paso

La idea surgió hace ya casi doce años, fue una pequeña inquietud que poco a poco fue creciendo desde una celda del centro de reinserción social del estado, al principio solo se trató de contarle a la sociedad que pasaba con las personas que estaban privadas de su libertad, como era el proceso de rehabilitacion social, como era ese camino que va de regreso para reinsertarse de nuevo a la sociedad.

Primero fueron pequeñas editoriales a través de las páginas del Diario de Yucatán, que siempre se han mostrado solidarios con esta causa y nos han publicado puntualmente durante todos estos años.

Un poco después vinieron los libros y sin darnos mucha cuenta de pronto ya eran tres nuestros trabajos, que hoy se toman como una referencia bibliográfica y testimonial en diferentes escuelas y universidades, en las profesiones en donde se estudie desde algún punto de vista, la vida penitenciaria.

Hace tres años, esta inquietud de contarle a la sociedad lo que pasaba en un centro penitenciario con las personas que cometimos alguna falta que tuvo que ser castigada por las leyes de los hombres, se transformó en el deseo de hacer algo más por los grupos vulnerables que existen en esta comunidad que formamos, como son las personas de la tercera edad, los internos psiquiátricos e inimputables y los pacientes con VIH. Evidentemente esta era una tarea que no se podía hacer solo, así que la compartí con otros compañeros que como yo, tenían la misma inquietud, que de esta manera se contagió y trascendió.

Entonces “El camino que va de regreso” ya no solamente le daba nombre a los libros que se han publicado sino que se convirtió en una marca que como grupo penitenciario nos distingue, los compañeros nos reconocen por las actividades que proponemos y desarrollamos.

A través de estas entregas en donde les he contado de nuestras peripecias y anécdotas al desarrollar nuestros proyectos, algunos de ustedes, estimados lectores se interesaron genuinamente en lo que hacíamos, de esta manera comenzamos a tener benefactores que nos apoyan con sus recursos o con su tiempo y disposición. Así fue como este grupo de internos penitenciarios interesados en el bienestar de nuestra comunidad quedamos vinculados con la sociedad civil, en una sinergia singular y positiva.

En nuestra última actividad de los abuelitos penitenciarios, que les conté en la entrega pasada y en donde trabajamos juntos este grupo de internos con los benefactores de la sociedad civil, obtuvimos resultados extraordinarios.

Se habla mucho hoy en día de la creciente importancia de las organizaciones de la sociedad civil, de sus actividades, de sus retos y sus dificultades, de su papel como actores relevantes en el espacio público y lo más importante de su potencial como mediadores entre el gobierno y la ciudadanía. 

Se reconoce también, la importancia de contar con distintas formas de asociacionismo voluntario que permitan dar voz a los diferentes grupos de la población y que contribuyan a detectar problemáticas comunes y participar en sus soluciones, logrando una convivencia social enriquecedora. 

Es cierto que para asociarse de manera formal se requiere no sólo del interés y del esfuerzo de sus integrantes, sino del cumplimiento de ciertos requisitos que aseguren, desde el inicio, un arranque sólido que permita la posibilidad de operar en un entorno legal y lograr a futuro un impacto real en cualquiera de los ámbitos de acción hacia los cuales se desee orientar el trabajo.

Por todo lo anterior es que decidimos dar el siguiente paso que será formalizar nuestro grupo, hemos iniciado los trámites para convertirnos en una asociación civil, convertirnos en El camino que va de regreso A.C. queremos enviar el mensaje a la sociedad de que nuestro trabajo va en serio y de que estamos dispuestos, a pesar de nuestra condición, a cumplir con los requisitos para que las actividades que desarrollamos puedan ser evaluadas en caso de ser necesario, de la misma manera, queremos darles mayor confianza y certeza legal a las personas que desinteresadamente están colaborando en nuestras actividades ya sea como donadores en especie o con su tiempo 

Entendemos que crear una organización civil no es una tarea fácil, mucho menos cuando su objeto social son los internos penitenciarios, Blaise Pascal decía que lo último que uno sabe es por dónde empezar y tenía toda la razón, sin embargo es una tarea que consideramos necesaria después de doce años de estar conviviendo de cerca con esta comunidad y de conocer de primera mano sus necesidades.

Así como encontramos una solución para apoyar a las personas de la tercera edad, ahora a través de convertirnos en una agrupación formal, buscamos alternativas a las diversas problemáticas que se viven en esta comunidad penitenciaria.

Finalmente queremos coadyuvar con las autoridades que tienen a su cargo la reinserción social en el estado para resolverlas de manera eficiente y creativa pero sobre todo buscando hacerlo más allá de lo que dicen los esquemas de reinserción tradicionales. Que así sea…

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